Las sonrisas francas de otros tiempos no lo son más
ahora vienen atrapadas en rostros bien compuestos
con seriedad mayor,
ademanes formales
y el discurso que heredaron.
Quién sabe qué habrá detrás de sus ojos
parecen desconocidos,
casi se les presume enemigos.
Cuidado con tu pecho: el de los demás no siempre está
abierto.
Mientras tanto
seguiré juntando
retazos
para remendar esas partes de mí
que se quedaron a jirones en la memoria de los grillos,
que arrojé al viento
o que simplemente se perdieron en el tiempo.
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