Mis plantas solo pisan y avanzan, no sé qué me queda
delante, embebido y casi embriagado con mis propios pensamientos, llevo una
mirada salina y aguada, los dolores me estorban, no me funciona la sien: no sé
qué será del mundo hoy, ojalá quede algo de mí para cuando vuelva; me da miedo
la heredad que no se desea y se posee, que viene, que se escurre hasta el
centro mismo de tu ser, la que no quieres y es tan tuya como la sangre misma;
el silencio y la amargura llenan todos los vacíos, me dan miedo mis demonios y amo
el fuego que desatan.
viernes, 7 de febrero de 2014
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