viernes, 7 de diciembre de 2018

Lenny Kravitz y nuestras madejas




Y puestos a desmadejar la juventud que cada vez queda más lejos, van quedando tirados los antifaces y los falos flácidos han encontrado la extraña conexión entre la lucidez, la belleza y el placer. El tema de dios es cada vez menos complicado, hay muchos dioses y se acerca morbosamente el poder despejar la incógnita. La Revolución lo es más que nunca, sin palmaditas en la espalda, en silencio y concreta. No se trata de poder sino de querer, amar con rabia lo correcto. Las vidas pasadas, unas queridas y otras no, son fundamento y han enseñado tanto que sería imposible tanta sonora carcajada sin ellas.  Puestos a desmadejar la juventud, hay que cosas que han cambiado mucho y otras que no cambiaran un ápice, la vocación por lo imposible, por ejemplo, eso de enamorarse y querer que te quieran. Lo que sí ha cambiado es que cualquier día llega un Lenny Kravitz y tu sex appeal se va al carajo, así que no sirve sentirse el centro del mundo o el dueño de nadie. Una vez un amigo, hermano, me dijo: “estamos hechos de retazos hermano, no pretendas vestir por completo a alguien, siempre nos falta algo y lo buscamos, sin malicia y a veces sí, pero somos demasiado imperfectos para tratar de llenar por completo a alguien”. Y otro me dijo “hermano, compañero, aunque nunca piense que ya la hizo, los bichos raros como nosotros tienen la batallas a la vuelta de la esquina, siempre”.
Así que a seguir desmadejando que todavía falta lo mejor…

Un árbol que pide abrazos



El árbol va creciendo aún sin la luz que creo le serviría para ser fuerte, va, a veces cerca otras, sin conciencia del pudridero que le rodea, feliz de tanto amor (genuino o no), pero va; se pinta las hojas de verde y abraza a los pichones, trae ese toque que las estrellas nos metieron en la sangre en quien sabe que planeta y dimensión. Si estás triste o mal, abrázame dice, yo soy un árbol y cuando abrazas un árbol te sientes mejor: se tumba sobre mí y nos quedamos amarrados un rato, y sí, uno se siente mejor.
Luego pregunta, de dónde vienen los abrazos, y le respondo que seguro tiene que ver con el primer momento de la vida, ese en que salimos desnudos e indefensos y unas manos delicadas nos toman y cobijan, nos ponen al lado de nuestros padres y pues, nos abrazan, para protegernos, para decirnos con la piel y el cuerpo, que nos aman, y entonces, cada vez que quieren demostrarnos amor, nos abrazan; así aprendemos a abrazar y transmitir lo que llevamos por dentro a quien amamos, sea poco o mucho, en suma, es puro y verdadero. Ah, por eso me gustan los abrazos y que me abraces y por eso te curo y me curas.
Pues eso creo. Luego están las palabras. Si te abrazo y digo que te amo, (interrumpe) “es maravilloso”, sí, lo es. Te amo. “Y yo a ti”.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Portal ajeno



Sentado en un portal ajeno
un correoso padre deja a su hijo jugar con su cabello y su barba tupida
el pequeño sonríe y su coloso también,
sus ojos se ven pequeños
hundidos en un rostro que relata la aventura que tuvieron durante la madrugada
subiendo y bajando Los Cuchumatanes,
al fin llegan de las montañas
cargados con plantas exóticas que le arrancaron a los peñascos,
yacen bajo sus pies
en las gradas del portal
sobre la calle,
esperando ser ntercambiadas por motivos para no migrar;
lo veo
me ve
el pequeño no se da cuenta -sigue jugando con su pelo-
bajo la mirada
siento vergüenza de lo que logro arrancarle a la vida,
cojo fuerzas y levanto mi rostro;
me acaricia con su gesto afable
y ve a su hijo con amor,
ambos sonreímos tímidamente y sentimos lo que cada uno hubiese querido decir al otro.
Él se quedó en ese portal ajeno con su pequeño,
algo se quedó de mi acompañándolos
algo me traje de su mirada
y su sonrisa
que me acompañará.

La tierra de "dios"




Aquí
el agua explota igual que el cielo
y el calor, acaricia despacioso hecho sudor
los pliegues de cuerpos torneados de otras épocas.
Aquí
la vida sigue más o menos igual
arrostrada al dinero e ignorando su mágico entorno,
surgen caciques
mueren capos
se derrochan infortunios
y uno que otro amasijo de dudosos quetzales.
Aquí
el pan de coco ya no sabe igual
a menos que se coma donde también se cocina pan bon,
a la temperatura correcta, humeante
como el trance entre quienes conectan sus espíritus en busca de libertad.

Cuándo el volcán llega lejos



Los volcanes han llegado lejos
acompañan a las Parlamas en su primer viaje
dibujan en claro oscuro atardeceres donde solo el sol es caleidoscopio: para siempre recuerda el bramar de esa fuerza que nos hace callar y escuchar,
así debe sonar en tu volcán interno
lo que valga la pena seguir y amar.
Perpetuos, como ese vaiven que hipnotiza,
nuestra presencia en éste atardecer
se quedará para siempre
rondando en unas pupilas serenas
que observan al sol mientras se desliza bajo el agua.

Mi bestia interna





Una bestia me ronda las ganas y se lanza violenta contra los silencios y los espacios donde no estás 
la calmo con una nueva forma de amar
entiende poco
pero después de una sangrante espera juntos
se lame - me lame - las heridas,
la bestia gruñe y yo suspiro:


ambos te esperamos.

Amorosa reincidencia



Las cicatrices piden más guerra,
tienen memoria
saben de las noches sangrantes
del último aliento
plañidero, sibilante 
de un amasijo de sentimientos abandonando como una funda inservible
el cuerpo de quien se creyó cruzado,
las cicatrices adornan pero no siempre enseñan.
Bienvenida sea tu espada...

Volcán celoso



Érase una vez
un coloso saludando un lecho escondido
no se sabía a ciencia cierta quén o quiénes hacán erupción
él
o ellos
pero la piroplastia fluia sin miramientos de recaudos pasados
y nubes lejanas,
hacían que el hermoso gigante se sintiera pequeño
un roce le sonrojaba las faldas
un pequeñito beso lo hacía brillar lleggando la noche
con las entrañas listas
urgentes
los dos
"sin promesas" ni miedos
y así
pasamos la noche redibujando cielos internos
creciendo hasta la mañana siguiente,
el coloso sonrió y tuvo que aceptar que éste magma era su envidia:
yo volcán
tú volcán
inofensivos y gigantes
sin esperanza de erupciones
seguros del fuego que nos incendia y nos hacer querer un poco más del estruendo y el fuego que ese eleva y amenaza con prender el cielo.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Viajando con otros ojos y otro corazón

Ir descubriendo que lo que creías bello es tan vulgar como cliché machista
trillado
y proscrito de la palabra bordada con delicadeza y sinuosas idas y venidas por lo desconocido,
lo desconocido que resulta ser un paisaje con infinitos detalles
grandes y pequeños
llorosos y saturados de colores que se van mezclando sin pedir permiso
sin querer agradar a nadie
y al final
detienen la respiración de cualquiera
y hacen olvidar bajo su sencilla y honesta sombra
cualquier vulgar cotidianidad.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Lilith


Abres sonriente las puertas del infierno, yo temeroso y derrotado, me resigno y lo que encuenro es tu miradamque incita tu alegria llevándome de hoguera en hoguera; sacrficando mi corazón sangrante y más vivo que nunca. Me haces morder el dulce de tus pliegues y limpiar con mi lengua lo que se derrama por las comisuras. El infierno no es otra cosa que la vida sin moralinas y con seres honestos que no temen ser juzgados. Ay de mi cuando esto termine. Ay de ti si te enamoras de mis dantescas luchas y cavilaciones.

Anchorage


Cuando nuestra madre andaba en sus veintes no existia el "Anchorage", pero se veía venir... porque el fondeadero se antojaba a la juventud y la furia de dos rebeldees que no han terminado de cambiar el mundo todavía...

jueves, 11 de octubre de 2018

Seis mil motivos, percepciones y anhelos…


1. Tus zonas térmicas altitudinales
2. El clima que desatas
3. La profundidad de tus aguas en la parte alta de tu geografía
4. El desplazamiento de nuestras mágicas zonas de convergencia intertropical e ideológica
5. Los vientos alisios que hacemos nacer y su manera de mojar la tierra que pisamos
6. La humedad de tu bocacosta
7. Las miles de especies que te habitan
8. Tu flora y fauna por descubrir
9. Tus cardones y cornizuelos
10. Los durmientes por donde transita tu loco-motora
11. Los bosques que te han destruido
12. Tus mangles salinos y colorados
13. Tus sábanas y sabanas
14. Qué hay debajo del suelo de tus “quemas”
15. Los caminos de tu magma
16. Tu polen y sedimentos
17. La epirogénesis de tus continentes
18. El espesor de tus cortezas
19. Las cartónicas grutas de tu propio Xibalbá
20. Tus rocas más antiguas
21. Recorrer la profundidad de tus fosas submarinas
22. Subir todos tus volcanes activos
23. El origen de los sismos que te estremecen, y quedarme allí hasta que los volcanes se apaguen
24. Levantarte las faldas con un abanico aluvial de miradas que acarician
25. Esperar pacientemente en tus esteros a que suba la marea
26. Bañarme en tus calderas
27. Construir herramientas para sobrevivir con tus ojos nocturnos de obsidiana
28. Que me diluyas despaciosa y pluvialmente, todas las rocas inútiles, dejándome solo el pedernal que me mantiene vivo
29. Descubrir juntos la dermis y las entrañas de Quauhtlemallan
30. Vencerme a tu fuego y entre humos ofrecerte mi pecho
31. Descubrirte y descubrirme, hablando de lejanas generaciones perdidas en un tiempo silencioso
32. Perseguir esforzadamente la esperanza, y los sueños
33. Compartir artefactos para enfrentarnos a este mundo y que por fin descansen valores, creencias y costumbres compartidas
34. Que seamos cómplices y enemigos del habitus
35. Saber de cierto que nuestra inmaterialidad es fuerte
36. Buscar la respuesta de tu creación y cómo percibes el mundo
37. Contarte sobre mi viaje y los cientos de veces que ha cambiado el mundo que camino
38. Cavar en ti cuidadosamente
39. Hurgar en tus archivos y abrirte los míos
40. Pasar largas horas observando lo descubierto, como lo haría un enamorado

41. Recorrer tus cordilleras de frontera a frontera
42. Explorarte hasta encontrar la fuente de tu pluviosidad
43. Compartir el latido de nuestros metamórficos músculos
44. Ir y venir por insospechados meandros
45. Subir desde todos los ángulos todos tus siguanes
46. Quedarme en las comisuras de tu terra rossa
47. Hacer choza en esta nueva orogénesis
48. Escribir una carta sobre tu piel con leguas y leguas de letras detallando el viaje que hiciste florecer
49. Librar juntos nuestras Quautlimallanes, pecho contra pecho y viéndonos a los ojos
50. Baja tu Bocó, deja tu Chugüilá por los suelos: y déjame beber de tu Bulbuxyá

martes, 9 de octubre de 2018

El lugar que habito

Sentado en un largo corredor me entrego al frío de la lluvia mientras le silbo a las aves que me devuelven los parabienes. Tiemblo. Me quedo sintiendo estertores. Los nubarrones no paran. No me refugio. Permanezco tiritando, esperando la noche y disfrutando los orquestales sonidos de una tarde que se extingue con un encanto que no logro explicarme. Quizá el interior sea cálido pero está vacío. Acá afuera, la vida continúa sin importar el gélido anochecer que se avecina. Al final entro al lugar que habito, habitado de cantos, chasquidos, sombras, susurros y estallidos.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Una noche en Guatemala

Será una noche larga y silenciosa
el sueño
se lo llevará el suspenso de un mañana
los sinsentidos de sobrevivir luchando
de maquillar la realidad para no dañar la inocencia enmedio de ésta normalidad oprobiosa.
Cansa la mentira y el cinismo
la monumental capacidad de ser desagradecidos
el facilísimo desdén
y el desfahatado cretinismo.

Que el amor cuántico le crezca al tallo que brota, solo así habrá valido la pena este solitario y maldito reconcomio.

jueves, 26 de abril de 2018

Polvo de estrellas




Salí un buen día de la costa atlántica cargando sueños por romper
se rompieron y seguí acumulando otros
heme aquí rompiéndolos
persiguendo cantos de sirenas
revoluciones
y ahora
remansos
sueños al fin
que no se detendrán
hasta que mi todo se detenga
pero no se detienen de momento
y cuando suceda
nada se detendrá
solo un músculo parará
quedarán muchos más
desde mi condición inmaterial y sensible
seguiré acompañando sueños
y el tuyo
recibirá el polvo estelar de mi amor vuelto cariño.

miércoles, 25 de abril de 2018

En paz por el albañal



El bucle el tobogán la montaña
el abismo el olvido la ingratitud
y la soberbia,
tienen final.
La lección la cicatriz
tu savia mezclada con este amor insurreccional
y el hilo que nos une,
serán para siempre
lo demás,
puede marcharse en paz por el albañal.

viernes, 20 de abril de 2018

Magnus


"Magnus es un planeta verde y amarillo con flores de todos colores, en su centro hay un pensamiento en una burbuja de color rojo que le da vida y que viene de un pedacito del planeta tierra luego de que explotara" Kamilo

Latitudes prohibidas




Existen latitudes que no serán nuestras porque la piel que las habita no habla nuestro idioma y no le seducen nuestros ademanes.

Cal y sílice



No hay cal ni silice suficiente para crear el reflejo de un egoísta. Arrasan con la verde natura y dejan cráteres donde tampoco caben sus vacíos. Y no. No es suficiente. El espejo que necesitan para verse y que los vean, siempre será muy pequeño.
Qué será de esos seres cuando su vanidad no merezca una mirada...

Te espero




A veces los silencios son más oblongos de lo que se puede soportar, pero también lo es la alegría al final de la espera. Te espero.

jueves, 15 de marzo de 2018

Balam por las noches




Las ventanas no pueden abrirse más y solo después de muchas bocanadas la temperatura admite alguna prenda sobre los labios afiebrados de éste pre-viejo Balam. Beber agua del río de la vida te deja ronroneos y gruñidos adornanando los rincones de cada bigote y pata y mancha y lengua y todo.

Exequias


Me cansé de asistir a mi funeral durante meses, no iré más. Ese camino de ida y vuelta dejando los dientes a la vera para las serpientes que se arrastran bajo mis plantas o van de copa a copa sobre mi cabeza; esas ocho vueltas completas al sol y las cuatro a la tierra, fueron mis verdaderas exequias. En más, abonaré tus bucles hasta que la raíz sea profunda.

Donde terminan las olas




Donde terminan las olas existe un faro que no se cansa de dar vueltas y resulta ser más fuerte y duradero que cualquier tormenta. Donde las olas se agigantan no hay luz ni nadie que haga arder su rancho para salvarte. Hay sugerentes profundidades. Escondites para salvarse de cualquier astro. Bichos luminiscentes. Infortunados restos de la temeridad, la chulería y la soberbia. Ya casi toco la orilla, llegaré como me gusta. Nadando.

Cabeza que no termina de rodar



Solo si tienes, te pido una cadera nueva y un corazón más pequeño, un brazo izquierdo menos dolorido y más noches con sueño, menos culpa y más amor. Te pido, si tienes, solo si tienes, un par de ojos que vean de cerca y una cintura que no cruja. Una certeza de doce meses. No te lo pediría si no fuese necesario, pero si tienes, te pido me ayudes con unas goteras, son muchas, creo que podría usarlas para tener agua por las mañanas. Y bueno, si tienes, te pido un par de aguacates para no tener que robarlos elegantemente todos los jueves por la tarde. Y ya que estamos en lo de pedir, te pido hagas filo a tu hoja porque la cabeza que intentas cortar no termina de rodar.

martes, 27 de febrero de 2018

“Uno es lo que ama…” y yo amo a un niño que es una Galería.


Ambos entramos como haciendo una travesura, empujamos la puerta suavemente hasta que nos delató un “llamador de ángeles”, ya estábamos dentro y nos sobrecogió el silencio luego de vencer el sonido del volantín delator. Nos quedamos callados y casi inmóviles, nos miramos y encogimos los hombros. Cada uno a partir de allí, voló por cuenta propia. Había tanto que ver, y unas ganas casi incontrolables de tocar. Estábamos dando vueltas en la entrada de aquella casa vuelta galería de arte, uno halaba de la camisa al otro para llamar la atención sobre cada carnaval de colores que hacia fiesta dentro de nosotros. Éramos dos niños en una dulcería. De pronto una voz nos habló desde lo alto; volteamos muy, pero muy despacio, como cuando te cachan en la movida. Era Tomás, no alcanzamos a entender nada de lo que nos dijo, pero sonreía, así que se nos fue el susto. Bajó muy despacio mientras seguíamos avanzando, retrocediendo, subiendo, bajando: alucinando. Al fin llegó hasta donde estábamos y saludó a Kamilo, le dijo tres o cuatro cosas, el pequeño volteó a verme y me preguntó sobre lo que le había dicho el anfitrión; no sé contesté, pero creo que te está regalando una postal de esas que están en el canasto. Mi hijo se abalanzó sobre las imágenes; eran seis grupos de litografías que Tomás amablemente nos había explicado sobre autores, las técnicas originales y demás. Kamilo lo miraba e intentaba entender; al fin se decidió y señalo con su mano izquierda una, Tomás se la alcanzó y le dijo, es un regalo. Me derretí mientras aquel “curador”, sin saberlo, hacía su trabajo… curar.

Seguimos el viaje por aquella sinfonía de formas y colores, se notaba que una mano había dispuesto cosas simples con tal delicadeza que se habían tornado bellas, que había añejado, fusionado, y dejado al tiempo dar brillo a lo ordinario. Además, estaban los lienzos de varias artistas de varios pintores. El tiempo se fue muy rápido, no sabíamos qué hacer; si dar otra vuelta, simplemente sentarnos un rato. Jugar con lo que se pudiera, y claro, llevarnos algo.

Nos paramos frente a una pintura de “Francisco Guzmán” (creo), y fue lo mejor. Kamilo se puso a explicar qué veía y simplemente se me anudó el cogote escuchando a aquel pequeño hablando del inframundo y cómo de la superficie debemos ir hasta la raíz del fuego para que los volcanes estén en paz y nuestro cielo se mantenga hermoso. Lo mejor, arranca y va a explicársela a Tomás mientras le pide le firme la postal que le había regalado, paró explicándosela a Sabine, su compañera. Sabine escuchó amablemente y abrió los ojos mientras la explicación del muchachito se ayudaba con las manos y hablaba de lo volcánica que es nuestra tierra pero que eso no significa que sea mala, sino que tiene mucha fuerza. Yo, me quedé parado afuera intentando contener lo pluvial de mi ñoñería. Regresó Tomás con la postal firmada, nos despedimos y ese día, nuevamente, fui feliz.

“Uno es lo que ama, no lo que le ama… Eso lo decidí hace mucho tiempo.” (El Ladrón de Orquídeas, Spike Jonze). Y yo, amo a ese muchacho y sus ojos limpios y su corazón abierto y su desfachatez que reparte felicidad por donde pasa.

lunes, 26 de febrero de 2018

A dos manos...




El sol apunta y le da brillo
a esa belleza que suele engullir miradas y corazones
el volcán nos observa desde lejos
pero nada logra distraernos de lo realmente bello
Nosotros.


"Kamilo y yo garabateaando y viéndonos a los ojos luego de estar observando un lago hermoso y un atardecer maravilloso, pues nos pusimos ñoños".

Pez volador




En otra vida fui pez de esos que vuelan
en esta aprendí a nadar y no he de morirme sin aprender a volar
o quizá el viaje final sea como un vuelo infinito.
Ojalá.

Engolar



Engolas todo
hasta el punto de la falsedad más evidente y superficial.

viernes, 23 de febrero de 2018

Perfidias y vendettas






Ahora que estoy libre
me hablan de cuando estuve preso
y lo tonto que fui
ningún borracho traga lumbre
y lo mío era delirio
hambre de cosas pequeñitas
mañas de cuervo llevando al nido lo que fuera útil en cada vuelo.

La perfidia y la vendetta son quimeras estériles cuando se buscan sonrisas venideras.

A dos manos...


El sol apunta y le da brillo
a esa belleza que suele engullir miradas y corazones
el volcán nos observa desde lejos
pero nada logra distraernos de lo realmente bello
                                                                              Nosotros.



"Kamilo y Danilo" (Nuestra primera creación juntos).

martes, 20 de febrero de 2018

Sinuosos silbidos





Este viento que suena a silencio
dice mucho
ojalá y dejará de soplar por un instante
tan solo para escucharme
y dejar de inventarle amores y abandonos
a sus sinuosos silbidos.

Un niño y una caracola



Un par de palabras
viajan por un embudo
caracolesco
marino
y llegan a su destino
al final de su pintoresco
camino
donde juegan a ser escuchadas por siempre
como murmullo
insistente
de aquello que un niño alguna vez fabricó dulcemente:
sonríe
dicen al que alza su sonora morada
sonríe
que la vida es juego y mascarada...


El rastro pequeño de sus pies
se va borrando
mientras se le ve alejarse con una caracola...

Luces y cuartillas




Luces de éste tiempo
verdes
rojas y amarillas
no pretendan como los vientos
dictarme cuáles deben ser mis cruces
anhelos
y pesadillas.
Ya me apaño con éstas y otras cuartillas...

viernes, 9 de febrero de 2018

Enamorarse de una mentira







Si no se han atrevido a equivocarse dulcemente
a pecar con lujuria
si no saben de qué va saltar al vacío
sin redes
si no han cortado flores del jardín de la abuela
o viajado leguas y leguas y leguas
solo para sentir el rasposo gusto de un animal comiéndoles las ganas
y al contrario
solo han tenido orgasmos viéndonos amarnos mientras nos matamos:
ustedes no saben lo que es amar
no nos pidan suspirar y enamorarnos de sus mentiras.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Sombras sin nosotros





Las sombras pontifican lo que la gente mastica y mastica:

engaños

tozudez

turbación

despeños

rancidez

y advocación.

Las sombras no existen sin nosotros.

Díscolos y retruécanos






Aunque no lo parezca

esto de ser díscolo es más difícil cada día

los avezados en el apaciguamiento

hacen de cada batalla un retruécano

los salmones

son para ellos

de la ruina moral

ejemplo

mientras los ternascos

protagonizan ya la concelebrada misa del orden

aprendidos los trucos del oficio

enseñan con sus arquetipos

a no dejar morir o nacer el tiempo

a disfrutar los seísmos propios de esta hacienda.



Que el futuro nos perdone por dar cobijo al ladrón

y muerte a los injustamente desahuciados.

Deseo





Deseo

simplemente acortar distancia

entre las perlas que fluyen cuando te mojas

llenarte el cuerpo de besos como en otoño hojas

recrear aquella ignota fragancia

con la que fantaseo cada vez que te veo.

lunes, 22 de enero de 2018

martes, 16 de enero de 2018

Ojos que saben a vida



Convexos riachuelos arden
en su rojo camino hasta los pozos
que me guían. No llegarán, hoy no
llegarán.
Les cierro los pliegues y escucho un manantial
brotar /poco a poco /llenar
la mirada cansada
borrosa
silente. Estos ojos
saben a vida,
a almíbar y aceitunas con queso
vino
y labios que saben estar juntos
hablar
protestar y besarle la frente a la noche.

viernes, 12 de enero de 2018

Dignidad



La vida

es un regalo que nos dan para seguir poniéndole oropeles

y regalárselo a alguien más

a veces viene descompuesto

y lo estropeamos más

a veces

con una chapuza basta y es capaz de dar felicidad

otras

hay que desarmarlo, pieza a pieza

y construir otra cosa

que sea más que un cachivache que se amontona en el olvido

y sea capaz de dar dignidad.

martes, 9 de enero de 2018

Mujeres sin diablos ni patriarcas




Todo inició en un país vecino, con una campesina negra y sus ocho hijos, tres mujeres y cuatro hombres. El patriarca, cuenta la historia, esperó al mismísimo Diablo en lo alto de un árbol, porque éste todas las noches llegaba a destruirle la milpa. Llegado el momento, Enrique, que así se llamaba aquel valiente que estaba dispuesto a enfrentarse al Demonio con tal de defender su siembra; saltó hasta caer de pie frente, nada más y nada menos que Lucifer. Y vos sos el Diablo le espetó, el que tanto miedo le mete a la gente; pues yo soy Enrique Salazar y vengo a partirte los cachos hijueputa.

Enrique sacó el machete y el Diablo se encendió por completo. Al día siguiente Enrique apareció de madrugada con la ropa hecha trizas, los brazos quemados y el sombrero chamuscado. Desde ese día, nunca más hubo problemas con la milpa. La historia corrió por las montañas y guamiles, por los ríos y senderos, por los trabajaderos y parcelas entre Honduras y Guatemala.

Aquel hombre fue temido, nadie se metía con él. La verdad de aquella noche era más profana. Enrique sospechaba de un negro cobrizo, fuerte y bello, ojos pardos y fama de galán. Sospechaba que cortejaba a doña Lina, su esposa. Lo de la milpa fue una excusa, él mismo pasaba por las tardes aplastándola y así poder justificar el salir a “vigiar” al Diablo (que él invento); hay que enfrentarlo y defender lo que es de uno, decía.

Aquella noche, Enrique, machete afilado y con un tambo de gasolina en mano, llegó al jacal del negro Chirino; somataba el corbo en la entrada de la casa, somataba y daba tajos en la puerta. Chirino salió por una ventana y parado en el patio, lo enfrentó. Aquí estoy le dijo, sé a qué venís y no te voy a dar explicaciones, así que prepárate a morir o matarme. Se enzarzaron a machetazos, el metal cimbraba el silencio de la noche mientras sombras y cuerpos se devanaban; fue Enrique el primero en causar un daño mortal, le partió la cabeza a “su” Diablo y el machete se le quedó atorado en el cráneo de Chirino que apenas alcanzó a dar un tajo mientras caía moribundo.

Enrique se veía inmenso y su sombra más, el pecho herido sangraba y los ojos abyectos de ira miraban morir a su demonio personal morir. Lo arrastró hacia dentro del jacal, roció todo con gasolina y luego de encender un cigarro tiró el fosforo sobre la manaca, mientras fumaba miraba sentado en un troco cómo se encendía su “Diablo” en la pira hecha con su propia casa. Permaneció ahí hasta el amanecer.

Entre los matorrales, unos ojos pequeñitos lo observaron todo, era Cirilo, hijo de seis años de Chirino. Al momento de los primeros filazos en la puerta, su padre lo sacó a él primero por la ventana y le dijo que corriera a casa de su tía, como a dos leguas; Cirilo no hizo caso, se escondió y observó todo. Enrique pasó a su lado cuando se marchaba, el niño estaba petrificado, apenas y se atrevía a respirar, pero en una débil inhalación logró sentir el olor mezclado de sangre, combustible y hollín.

La vida, como suele suceder, siguió su curso. Doña Lina crío a sus ocho hijos y don Enrique se convirtió en el tipo más temido de aquellos montes. Hasta que un día, de visita en el pueblo, caminando paradójicamente frente al cementerio, un vendedor de helados se acercaba en sentido contrario de sus pasos tocando su campanita y empujando su carreta; era un muchacho de unos quince años, se llamaba Cirilo, huérfano desde los seis años tuvo que ganarse la vida ayudando a su tía, hermana de Chirino. Cargó leña y carbón, vendió cocos y lo que fuera para sobrevivir. Hasta que alguien le ofreció vender helados en el pueblo con una carreta. Fue feliz porque después del trabajo duro que hacía diariamente, aquello de empujar una carreta y vender helados era fácil. Además, se podía atragantar cuanto quisiera de helado de vainilla con esencia de fresa.

Aquella noche frente al cementerio, la tarea era otra. Sabía que don Enrique pasaría por el lugar; estaba cerca de la estación del Tren donde bajaba el asesino de su padre y que lo hacía el mismo día, a la misma hora, una vez cada dos meses.

El filo de su pequeño machete era producto de años de odio. Al fin, cuando estuvo al lado de don Enrique, el sonido de la campanita que tocaba se detuvo; sin pensarlo sacó el cuto de entre las paredes de madera de la carreta y el cilindro de metal donde llevaba el helado, de un solo tajo cortó el cuello del que se había peleado con el Diablo. Igual que Enrique, se quedó parado frente al cuerpo mientras se desangraba. Todo quedó en silencio hasta que la campanita de la carreta sonó frenéticamente mientras Cirilo se alejaba del lugar.

Fue entonces que empezó una de las muchas historias de las mujeres que luego de que los hombres cerca de ellas se matan entre sí, van y enfrentan la vida sin “diablos” ni “patriarcas”

Este trópico y su gente enamorada...

      Este trópico está lleno de gente enamorada desmemoriada un día subimos a las nubes sobre el mar y al día siguiente nos hacemos...