sábado, 26 de diciembre de 2015

Ascenso de una rama

Hasta el viento se espanta entre estos pinos,
llega corriendo sobre las copas,
escurriéndose, se marcha entre los
troncos buscando su camino,
tiene miedo que lo asciendan a vendaval:
en estas tierras nunca se sabe dice,
el otro día a una rama que tiré, la ascendieron a general.

martes, 15 de diciembre de 2015

Un niño grande y Santa





Desde siempre vi árbol de navidad en casa, regalos y figuras de Santa en las tarjetas navideñas (que en aquellos tiempos de mi niñez se mandaban por correo y servían para adornar), me acostumbré a creer que era él quien me daba regalos; incluso llegué a quedarme despierto hasta muy tarde queriéndolo ver al momento de llevar los regalos, fue entonces cuando un día ya muy tarde, vi a mi madre envolviendo “blocks” de cemento y trozos de madera con papel de regalo y  poniéndoles el nombre de ella y el de mi padre, luego, encima, puso mis regalos y los de mis hermanos.  

Otra de tantas navidades vi salir a Santa del mar, al fin dije, hoy le preguntaré por qué a mí sí me trae regalos y a mis padres no.  Se acercaba poco a poco con una campanita y un costal, fue mágico ese momento, llegó hasta la orilla donde un tumulto de niños lo esperábamos, bajó del guardacostas con su traje rojo, hermoso, y su barba blanca maravillosa, sus botas negras altas y el jo, jo, jo que me encantaba escuchar; luego de hacer una larga fila, cuando al fin me dio mi regalo, esa vez recibido directamente de sus manos, yo estaba loco de contento.  Me recompuse un poco y a punto de preguntarle lo de los regalos de mis padres noté algo familiar en sus ojos, usted se dio cuenta y pidió rápidamente que otro niño pasara por su obsequio; algo pasaba con sus ojos, yo lo conocía, ya no pregunté nada.

Más tarde ese mismo día, lo vi descansando y claro, tomándose una coca cola, se encerró en una habitación cercana al lugar donde los niños jugábamos con toda clase de juguetes nuevos.  Cansado ya de jugar, correr, comer y ser feliz… fui al cuarto donde había entrado Santa, que dicho sea de paso era una tiendita que mis papás administraban, fue cuando supe porque sus ojos me eran familiares, entré sin más, sin la intención de descubrirlo, pero lo encontré sin barba, sin la parte superior del traje: los dos nos quedamos mirándonos en silencio, ese momento no lo olvidaré jamás.  Sonrió y pasó a mi lado mesándome la colochera, “ya estás grande, ahora ya sabés quién es Santa”.  Corrí buscando a mi padre para contarle quién era Santa, mi madre se dio cuenta del asunto y también sonrió  diciéndome casi lo mismo “ya sos grande, ya sabes quién es Santa”, mi padre se limitó a pedirme que no fuera a contarle a los demás niños de mi descubrimiento.

Ha pasado mucho tiempo, y claro, ahora le tengo un especial cariño a “Cobar”, el Santa de mi niñez, la última vez que lo vi fue hace dos años, y aquel niño colocho que se deslumbró varios años con él y su perfecta personificación, ahora le explicaba el cuadro de salud de mi padre, su amigo, sus ojos almendrados se llenaron de lágrimas; aclarada la situación y el desenlace, fue a visitar a mi padre y abrazo profundamente a mi madre. Ese día que lloró al terminar de escucharme me dio otro regalo: sensibilidad, humildad, cariño.  Gracias por regalarle a mis padres, siempre, su amistad. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Echarse a volar...



La columna de hoy, para quienes dejan su huella amorosa en la construcción de este "bello y horrendo país".

Echarse a volar...

“Hermosa encuentra la vida quien la construye hermosa”, nos dice Otto René Castillo en su “Arte Poética”, y nos dice más “Por eso amo en ti lo que tú amas en mí: La lucha por la construcción hermosa de nuestro planeta”. A Guatemala, y perdonen la primera persona, yo la quiero hermosa, y eso es lo que día a día trato de construir, con errores y equivocaciones propias de un ser humano imperfecto. Amo a los que luchan, aunque pierdan batallas, porque al final queda una huella amorosa que es imposible ignorar, tal como la baba de la babosa, así se nota el hacer de los que hermosamente intentan construir otro planeta, otro país, aunque se les vea de manera rara, se nota el brillo de su rastro.

Relatar nuestra moralidad no es ser negativo, hablar de nuestras falencias no es ser fatalista, decir las cosas como son no significa estar enfermo, sufriendo y al punto del suicidio; mucho nos hace falta como individuos y sociedad para aceptar que lo que vivimos en el Estado y todos sus organismos, en la calle, en la camioneta, en las banquetas, y por donde sea que palpiten nuestros corazones, lo hemos construido nosotros, y en el mejor de los casos, lo hemos aceptado.

“Porque te tengo y no/porque te pienso/porque la noche está de ojos abiertos/porque la noche pasa y digo amor/porque has venido a recoger tu imagen/y eres mejor que todas tus imágenes/porque eres linda desde el pie hasta el alma/porque eres buena desde el alma a mí/porque te escondes dulce en el orgullo/pequeña y dulce/corazón coraza/porque eres mía/porque no eres mía/porque te miro y muero/y peor que muero/si no te miro amor/si no te miro/porque tú siempre existes dondequiera/pero existes mejor donde te quiero/porque tu boca es sangre/ y tienes frío/tengo que amarte amor/tengo que amarte/aunque esta herida duela como dos/aunque te busque y no te encuentre/y aunque/ la noche pase y yo te tenga/y no” (Mario Benedetti, Corazón coraza). Con estos versos me echo a volar todos los días, los tomo prestados del maestro uruguayo y se los dedico a Guatemala. “Mi bello y horrendo país”.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Peck: corazón colocho de guayaba





Diciembre 17.  El día inició como los anteriores, como una batalla ganada a la muerte.  El equilibrio al caminar era malo pero imperceptible, los desvelos y el ensimismamiento hacía olvidar el derredor y las ánimas que también llevaban consigo su propia pena.  La lucha de la noche anterior fue colosal, ambos sabíamos que el final había llegado.  El cuerpo desnutrido, cadavérico, cansado, hacía que la lucidez entre morfina y morfina, fuera realmente colérica.  Aceptar lo inexorable con sensatez, no es fácil; menos para quien no se ha vencido nunca ante nada, aunque haya perdido muchas veces: el orgullo dolía más que la muerte.  Se rió en su cara, la retó, la toreó años y principalmente los últimos días.  La muerte no la tuvo fácil, y se fue con ella, cuando él quiso.

Me tocó llegar cuando el pulso ya era muy débil y ver cómo llegó hasta su punto más plano y constante. La piel eriza, la de mi padre y la mía, aún tibio y sudoroso: había librado su última batalla.  Escuché el aire acumulado en su tráquea al quitarle el tubo que le mantenía con el oxígeno que por sí solo no podía hacer llegar a sus pulmones, fue lo más parecido al último aliento, aunque seguro estoy que la doctora que lo atendía en el intensivo tuvo el detalle de conservar ese momento hasta las 11:13 minutos de la noche del 17 de diciembre de 2013.  

Esteban Danilo Santos Peck fue lustrador, vendedor de chucherías en las camionetas de Chimaltenango, , infante de marina, marinero, comerciante, amante, adultero, esposo, padre, líder, analfabeta emocional, bondadoso hasta ser esplendido, solidario, luchador, idealista, díscolo inveterado y sobre todo, orgulloso de ser Peck.

Sesenta y dos años duró su historia, desde Mixco a Chimaltenango, de la Alameda a Puerto Barrios y Sto. Tomás de Castilla (Matías de Gálvez en ese entonces), forjó sobre todo su nombre, lo demás fue accesorio, de la nada surgió como problema y solución al mismo tiempo, si no había problema lo hacía, sino había solución la encontraba.  Fue ingeniero, mariscal, general, comandante, sargento: Peck.

Nos dejó ese orgullo tan jodido y rebelde, ese carácter que rápido se encachimba con lo que no está bien, esas ganas de arreglarlo todo, la cabeza más dura que un wiscoyol: acompañado de un corazón hecho de colocho de guayaba.

No sé dónde está ahora pero lo siento conmigo más que nunca.  Donde esté, estoy seguro que es feliz. 

Besos en alguna comisura...







Si los hilos de la vida se te escurren de las manos
y los albedríos atropellan tus sempiternas costumbres
si una mirada de odio te seca la ternura
no desesperes, todos los controles son vanos
las puertas, las cierras o las abres.
A la vida, un beso pequeño y hermoso en alguna comisura…

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Tres corazones





Si me escupes lo bueno
si me manchas el blanco
si me tronchas el empeño
mejor de una vez suéltame el trueno
esta es la cienmilésima vez que te lo desembarranco
solo falta que abras la boca y dejes de fruncir el ceño.
Tengo más de lo que tenía,
extrañando lo que tengo demás
me iré feliz
lejos de esta monotonía
dejate vivir y dejémonos de tonterias.

El mundo seguirá en su rotación y traslación
aunque no coincidan tres corazones.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Vida de anatema






Tiempo glacial en tierra de volcanes
rocío ardiente
gotas que queman
noches iluminadas por la lumbre
vida de anatema
hagamos una pira con sus quejas
incendiemos las condenas
reservemos el frío
para cuando se nos apague la incertidumbre
y ya nada duela.

martes, 24 de noviembre de 2015

Sirenas y venenos

De las musas escojo la sirena
que con su canto
me envenena
me deja sin paz 
entre los harapos y la pena
de un amor desenfrenado
a veces chato
otras rapaz
pero siempre condenado,
a sobrevivir en los montes habitados
por colibríes 
búhos
y seres alados
aunque se muerdan en soledades
las flores sin sus néctares 
animales de muchos ojos 
y puertas sin candados.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Transmutación





Tu amor es el refugio que prefiero
cuando los rostros, la calle y el cielo plomizo
no se cansan
no se vencen,
tu abrazo alharaquero
le quita al sol lo espantadizo
y hace que mis días comiencen.
Unos lo llaman bendición
otros ventura,
yo prefiero llamarle transmutación
de la barbarie a la ternura.

Este trópico y su gente enamorada...

      Este trópico está lleno de gente enamorada desmemoriada un día subimos a las nubes sobre el mar y al día siguiente nos hacemos...