lunes, 3 de diciembre de 2018

Portal ajeno



Sentado en un portal ajeno
un correoso padre deja a su hijo jugar con su cabello y su barba tupida
el pequeño sonríe y su coloso también,
sus ojos se ven pequeños
hundidos en un rostro que relata la aventura que tuvieron durante la madrugada
subiendo y bajando Los Cuchumatanes,
al fin llegan de las montañas
cargados con plantas exóticas que le arrancaron a los peñascos,
yacen bajo sus pies
en las gradas del portal
sobre la calle,
esperando ser ntercambiadas por motivos para no migrar;
lo veo
me ve
el pequeño no se da cuenta -sigue jugando con su pelo-
bajo la mirada
siento vergüenza de lo que logro arrancarle a la vida,
cojo fuerzas y levanto mi rostro;
me acaricia con su gesto afable
y ve a su hijo con amor,
ambos sonreímos tímidamente y sentimos lo que cada uno hubiese querido decir al otro.
Él se quedó en ese portal ajeno con su pequeño,
algo se quedó de mi acompañándolos
algo me traje de su mirada
y su sonrisa
que me acompañará.

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