viernes, 17 de marzo de 2017

Hijas del olvido




Y sin querer pero siendo cómplice
me trago el humo que sale de tu menudo cuerpo
curtido por falos
vacíos y el resabio de los guiñoles por los que sobreviven los generales
y los asquerosos que te veían como "patoja marera bien buena"
lloro, vomito y me revuelco
perdón hija de nuestro olvido
te pido perdón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pequeña muerte...

Cada vez que así muero renazco limpio, en paz: pleno. Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos, escojo morir un ...