Lampyris noctiluca, coleóptero
con luz propia, ya quisieran algunos homínidos poder emular a esta pequeña
hermosa.
Los hay parlanchines, ilustrados,
verborréicos, profesionales del discurso, de la puesta en escena: pero en
definitiva ágrafos en la sustancia, en el saber hacer con tino y con
conciencia, ignorantes del suelo que yace bajo sus plantas. Lo único que logran es apagarse y oscurecer
su entorno.
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