Derramados
salitres y cristalinos,
callados
contenidos y cansinos,
así son los momentos que preceden a una estampida
de fieras huyendo del pecho.
Cada vez que así muero renazco limpio, en paz: pleno. Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos, escojo morir un ...
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