Cobarde el que cobra a otros las penas de sus vidas anteriores
las zanjas que nos van abriendo en los sesos
no se llenan con lo engañoso que te ofrece
el burdel de la vida
o matando amores.
Cobarde el que calla
y espera a que le digan te odio
mientras se le grita lo contrario
en cada acto y pulsación.
Ya más cerca de la dulce templanza
el amor
se parece más a un río interno de aguas mansas
que a tontas olas
que luego de reventar en todas las costas posibles
mueren junto con su banal extravagancia.
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