El primero, cuidado, mucho cuidado con los que hablan de apagar fuegos. Andan por el mundo como almas benevolentes que se empeñan en mantenerlo todo en calma, al final pasan los siglos y todo sigue igual, que se jodan estos bonachones, hay que encender fuegos por doquier, de lo contrario nos convertimos en recalcitrantes hacedores de la nada.
El segundo, hay que ser pirómanos de corazón, si uno enciende un fuego hay que cuidarlo. Es menester buscar con qué alimentarlo, y por sobre todas las cosas, hay que cuidar mucho ese combustible, esto para garantizar la lumbre por largo rato.
El tercero, no se queje de que no encuentra con qué encender fuego, sobra, basta con mirar detenidamente y hay material por todos lados. Puede utilizar la rabia acumulada por siglos en el corazón de los vilipendiados, agarra un poco y la frota contra algún báculo patriarcal y verá como enseguida prende la cosa. Si se es mujer, la combustión es más rápida. Otra manera sencilla de dar candela consiste en chocar las palabras dignidad y hartazgo , las chispas saltan y encienden alegremente las razones de cualquier paisano con conciencia social o de clase. En fin, maneras las hay…
Cuarto, si ve a alguien haciendo fuego, aléjese, encienda el propio, si es Chapín, peor, no vaya a ser que se agarren a tizonazos y acaben por apagarse los leños mutuamente. Encendido su fuego, lleve como ofrenda sus brazas, súmelas al fuego del otro y pídale que haga lo mismo con el suyo.
Quinto y último, nunca, pero nunca, tenga una manguera o balde cerca, luego de tanto escuchar a los apagafuegos, que son muchos más que los pirómanos, de pronto le entra a uno la duda…
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