En las “Mil y Una Noches”, una doncella inventa una historia cada día y la deja inconclusa para así conservar la vida un día más. Al día siguiente, termina la historia y la vuelve a dejar inconclusa, es su gran estrategia, así pasan las noches, y el Rey en lugar de matarla se enamora de ella, le perdona la vida y viven felices para siempre. No importan acá las razones del reyezuelo para sacrificar vírgenes cada día, sino como esta muchacha, de origen humilde, hija del consejero, se ideó una manera para conservar la vida día a día.
¿A quién le contamos historias nosotros? ¿Quién es el que nos quiere sacrificar? ¿Pasará alguna vez que conservemos la vida de una vez por todas? ¿Vale la pena estar contando historias todos los días con tal de que nuestra cabeza siga sobre sus hombros? Pues todo depende dijo Pepito, en ocasiones es mejor morir de una vez si es que no se tiene claro para qué tanto suplicio. El cobarde muere mil veces…
Además, tenemos la jodida desventaja de que en Guate no se nos acaban las historias nunca, siempre nos inventamos algo, algo para no enfrentar la realidad y pasarle la chibolita a alguien más, a otras generaciones, a otras personas. Chapines, dejemos de inventar historias… el Sistema ni se va enamorar de nosotros y cuando menos lo pensemos nos quiebra el chiquirín.
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