lunes, 12 de enero de 2015

Hermano basilisco...



A veces,
basta con que -uno- deje de creer
para que los demás
digan que nunca han creído.

A veces,
olvidarse de uno mismo
resulta en un convite de hienas.

A veces,
el desprecio no logra ocultarse de la ira
que delira en el hocico de las bestias.

"Hermano -basilisco-,
no te acerques mucho..."
no me mires siquiera
que no se junte tu furia con la mía
que nuestros daños no nos dañen,
disfruta de tu infierno: es mentira que es eterno.

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