golpea a
otra con los puños de un hombre
y al que
debe multiplicar los talentos no le salen las cuentas.
A un “Santo”
se le ocurre que leer a su Dios es la solución,
Babel es
un chiste mal contado,
acá la
torre ya llegó al cielo y cada quien tiene su becerro de oro…
Los dioses
nos abandonaron hace mucho,
nos dejaron
solos, adorando imbéciles
rogando cual
narcisos que ese reflejo que vemos no sea la desgracia que vivimos
sino un
bacanal.
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