Cada vez que así muero
renazco limpio, en paz: pleno.
Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos,
escojo morir un poco
solo un poco
y en ese instante,
dejar fluir fuera de mi:
ríos de rabia ardiente
bramidos de animal viejo y correoso
y los suaves roces de un apasionado amante
de tu revolucionaria concupiscencia.
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