viernes, 10 de febrero de 2017
Sonido de trompetas
El sonido de suaves trompetas se deslizan hasta mi capullo y me nacen mariposas con sed del néctar de mis flores.
Que se duerma el tiempo
Que se duerma el tiempo con la noche
el hambre
la espera y el reproche,
caiga el rocío sobre los sueños
la sed
y los corazones más pequeños:
que haya pan
con sal y aceite
besos estrujados
muchas despedidas sin un solo adiós
cuatro brazos y muchas orejas
que hagan siempre de tu regreso
un deleite.
Viaje en una cascarita
Viajar en esta cascarita mientras la luna se marea, es de todo, menos aburrido.
lunes, 30 de enero de 2017
Hervir tus sienes
Si me das un flor te plantaré un jardín
o un beso.
Si es una mirada,
no me podrás sacar de tus ojos y paladar. Dame lo que sea
y le arrancaré la sustancia a las banquetas, condensaré ideas sépticas, rutinas fétidas y sacramentales costumbres: dame algo,
lo que sea
y sentirás mis razones hervir en tus sienes.
Bazofia con sueños
Argamasa hay suficiente
o si se prefiere
hierro
lo que escasea son las ganas de no seguir cruzando
encontrarse la muerte en el desierto
chirridos de tren o el crujir de un cuerpo
nadie va con la esperanza de que le desfloren sus partes
qué hace un niño perdiendo la inocencia
kilómetro tras kilómetro.
Estamos todos locos
yendo y viniendo en las entrañas de esa bestia este holocausto es mayor
es para todas las razas
y lo que se quema en los hornos de la mal llamada
América
son los gobiernos paridos por la supremacía de sus ideas
y a los impuros: atrevidos
bazofia con sueños para sus muelas de pobres.
Imprecar
Imprecar en lugar de suplicar
es obligación
aunque a los que se indignan
les parezca orgullo
y tentación.
No hace diferencia la barriga rebosante
la lozanía
o los pies con huaraches:
escojo la profesión de vociferante
aunque a veces suene plañidero
prefiero el desprecio
a la apoltronodada situación de un lameculos
con la dignidad floreciendo en un pudridero
lunes, 16 de enero de 2017
El segundo Reformador...
Iba sobre piedra volcánica sin hacer caso a lo que le abrasaba los pies hipnotizado por lava que bañaba y purificaba según él su porvenir, cuando terminó de andar, muchos ranchos ardían… El paisaje era el mismo de siempre pero el enterrador era otro.
Los nidos hervían de víboras que orgiásticamente se sobaban y el hedor de su almizcle se percibía a leguas, cambiaban de posición, tragaban unas y sembraban terror otras mientras las más viejas y experimentadas les cuidaban el hoyo, ese agujero húmedo y oscuro donde solían tener sus mayores excesos las lombrices y los gusanos.
Las romanas estaban trucadas, ni en los mercados se encontraban balanzas fieles, las togas no eran garantía del peso en los brillantes platillos; si tenías cara de pisto menos papas te ponía la locataria y más podías untar la mano de cualquier vulgarcito juzgador. De venda ni hablar, no se usaba a la hora de apachurrar los tomates y menos desollando gente. La balanza estaba rota, pero rota de veras. La señora, sin nada que le cubriera los ojos se decidió por quienes mantenían bien lustrados su torso y posaderas.
Los demás andábamos por ahí esquivando piedras que amenazaban con aplastarnos la cabeza a cada paso, arrancándole a la tierra una nueva cosecha, con el oído pegado a la radio y las noticas de que nuestros dólares vendrían por última vez con todo y familiar. Vaciando pulmones, los propios y los de vidrio. Sonriendo, amando y jurándoles bienestar a los nuestros.
Los mañosos aprendieron a parecer honrados, los “vivos” apestaban a muerto y los títeres delirantes se creían Reformadores. Nosotros, nosotros luchábamos todos los días por una sonrisa.
Los nidos hervían de víboras que orgiásticamente se sobaban y el hedor de su almizcle se percibía a leguas, cambiaban de posición, tragaban unas y sembraban terror otras mientras las más viejas y experimentadas les cuidaban el hoyo, ese agujero húmedo y oscuro donde solían tener sus mayores excesos las lombrices y los gusanos.
Las romanas estaban trucadas, ni en los mercados se encontraban balanzas fieles, las togas no eran garantía del peso en los brillantes platillos; si tenías cara de pisto menos papas te ponía la locataria y más podías untar la mano de cualquier vulgarcito juzgador. De venda ni hablar, no se usaba a la hora de apachurrar los tomates y menos desollando gente. La balanza estaba rota, pero rota de veras. La señora, sin nada que le cubriera los ojos se decidió por quienes mantenían bien lustrados su torso y posaderas.
Los demás andábamos por ahí esquivando piedras que amenazaban con aplastarnos la cabeza a cada paso, arrancándole a la tierra una nueva cosecha, con el oído pegado a la radio y las noticas de que nuestros dólares vendrían por última vez con todo y familiar. Vaciando pulmones, los propios y los de vidrio. Sonriendo, amando y jurándoles bienestar a los nuestros.
Los mañosos aprendieron a parecer honrados, los “vivos” apestaban a muerto y los títeres delirantes se creían Reformadores. Nosotros, nosotros luchábamos todos los días por una sonrisa.
jueves, 12 de enero de 2017
El Acetámio y la gente de Madagascar
Hoy fue un día de esos bizarros en los que uno viaja a través de otros, al pasado y a otros lugares, a la alegría por ejemplo. Escuché muchas historias, pero me quedo con las de Valdenovich y la del tipo que venía de Madagascar.
Resulta que hubo una vez una Revolución, con sus idealistas, tiros, muertes tragedias y todo; la gente salía exilada cuando entre el fusil enemigo y el propio pecho no quedaba más que una Embajada, y así fue que el Compa Valdez paró en Chile, y luego del golpe contra Allende, en Francia. Después, en tareas de la organización tubo que viajar a Rusia, donde se enamoró de una compañera y decidieron al buen tiempo casarse; pero bueno, tenía que tener autorización para ello y viajó a Inglaterra para que se la dieran, el responsable de la estructura en aquel país simplemente era un hijo de puta y lo mandó de vuelta a Guatemala, como quien dice "un deportado de la anti-revolución". En la selva de Petén vivió su militancia sancionado por quien sabe qué inconfesable falta y le tocaba que ir de correo entre líneas, sin arma, él pedía que lo fusilaran, pero su sanción era esa: jugarse la vida con las manos desnudas.
Sobrevivió y se fue a México, pasó el tiempo y en otras tareas se acompañó y procreó un hijo. En uno de sus periplos por Nicaragua aprovechó para ponerse en contacto con su ex soviético amor; resultó que de aquel idílico y maravilloso romance había un retoño, Valdenovich, soldado Ruso prestando si servicio en ultramar. Qué vida. Qué historia. El militar Ruso siempre esperó a su padre escuchando las heroicas historias revolucionarias de su padre, eso lo llevó a, según él, imitar a aquel revolucionario enroladose en el ejército rojo.
Madagascar, bueno, es el lugar de donde viene el tipo que me cuenta esta historia, el mismo que ofrece Acetamio como manjar para los ilusos. La diferencia es que esta vez vi sus ojitos llenos de lágrimas contenidas al sacarse los recuerdos del mismísimo corazón, ese que lo hace tan solidario y qierido; la historia de Valdenovich, la propia y la nuestra, pue eso, vienen de Madagascar.
Ya caminando, sonriendo y con el contento habitándome por completo, por si faltaba algo, veo entrar a un tipo con bastón caminando azarosamente por el pasaje Aycinena, con la mirada puesta en quién sabe qué; ojalá que el ex comandante que llega al lugar del que me voy, encuentre la misma paz, el mismo contento.
Resulta que hubo una vez una Revolución, con sus idealistas, tiros, muertes tragedias y todo; la gente salía exilada cuando entre el fusil enemigo y el propio pecho no quedaba más que una Embajada, y así fue que el Compa Valdez paró en Chile, y luego del golpe contra Allende, en Francia. Después, en tareas de la organización tubo que viajar a Rusia, donde se enamoró de una compañera y decidieron al buen tiempo casarse; pero bueno, tenía que tener autorización para ello y viajó a Inglaterra para que se la dieran, el responsable de la estructura en aquel país simplemente era un hijo de puta y lo mandó de vuelta a Guatemala, como quien dice "un deportado de la anti-revolución". En la selva de Petén vivió su militancia sancionado por quien sabe qué inconfesable falta y le tocaba que ir de correo entre líneas, sin arma, él pedía que lo fusilaran, pero su sanción era esa: jugarse la vida con las manos desnudas.
Sobrevivió y se fue a México, pasó el tiempo y en otras tareas se acompañó y procreó un hijo. En uno de sus periplos por Nicaragua aprovechó para ponerse en contacto con su ex soviético amor; resultó que de aquel idílico y maravilloso romance había un retoño, Valdenovich, soldado Ruso prestando si servicio en ultramar. Qué vida. Qué historia. El militar Ruso siempre esperó a su padre escuchando las heroicas historias revolucionarias de su padre, eso lo llevó a, según él, imitar a aquel revolucionario enroladose en el ejército rojo.
Madagascar, bueno, es el lugar de donde viene el tipo que me cuenta esta historia, el mismo que ofrece Acetamio como manjar para los ilusos. La diferencia es que esta vez vi sus ojitos llenos de lágrimas contenidas al sacarse los recuerdos del mismísimo corazón, ese que lo hace tan solidario y qierido; la historia de Valdenovich, la propia y la nuestra, pue eso, vienen de Madagascar.
Ya caminando, sonriendo y con el contento habitándome por completo, por si faltaba algo, veo entrar a un tipo con bastón caminando azarosamente por el pasaje Aycinena, con la mirada puesta en quién sabe qué; ojalá que el ex comandante que llega al lugar del que me voy, encuentre la misma paz, el mismo contento.
Cabrakán
Cabrakán, dejá en paz al Tinamit; tu hermano Zipacná vive entre nosotros y ha criado demonios suficientes pudriendo la milpa y sacando de ella seres endiosados y violentos, fotos, ignorantes y soberbios. No importa cusnto movás la tierra, tenemos maíz sembrado, estamos de pie cuidando el surco: tus hombres hechos de moho pronto se irán con vos...
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10154771891991420&set=a.10152137008161420.1073741829.534906419&type=3
martes, 10 de enero de 2017
Déjame dormir felina
Frutas
y graznidos subterráneos
aleteos que mueven mares de lava
maullidos impertinentes
que perturban en sueños
con besos blancos de los muertos
que resuelven la historia desesperada
de nuestros quereres penitentes:
déjame dormir felina
sabes que te quiero
aunque desveles mis madrugadas.https://web.facebook.com/photo.php?fbid=10154760884841420&set=a.10152137008161420.1073741829.534906419&type=3
y graznidos subterráneos
aleteos que mueven mares de lava
maullidos impertinentes
que perturban en sueños
con besos blancos de los muertos
que resuelven la historia desesperada
de nuestros quereres penitentes:
déjame dormir felina
sabes que te quiero
aunque desveles mis madrugadas.https://web.facebook.com/photo.php?fbid=10154760884841420&set=a.10152137008161420.1073741829.534906419&type=3
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