Me estoy rodeando de vida, la planto, la riego, la cuido: le
crecen ramas, hojas, nacen flores, frutos.
Este oficio es dulce. Me derrito con cada sonrisa, cada balbuceo me
enternece. Mi ser furibundo se aplaca y destila toda la maledicencia de los
otros, cada brutal realidad, cada futuro incierto, cada acreedor, cada
pendiente material o con la historia.
Este bálsamo es delicioso, me lo unto en la lengua y se
convierte en miel. Me lo paso por el
pecho y se apaciguan todos los leviatanes que llevo dentro. Me lo pongo en la
cabeza y alegremente se me enfrían los sesos.
Me estoy rodeando de vida, todo lo demás puede esperar.
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