Señor Banús
Leída su columna del 11 de
noviembre reciente, “el indígena feo”, pues se me hizo un nudo en el
estómago. Señor, su artículo es
sumamente reduccionista, racista y me atrevo a decir: con soberbia
etnocentrista. Usted puede escribir lo
que quiera, puede afirmar lo que le venga en gana, puede encumbrarse en sus taras
de supremacía cuasi fascista y en definitiva, hacer con sus ideas y
opiniones, lo que quiera. Sin embargo,
no abona al rumbo civilizatorio que debemos buscarle a Guatemala.
Señor Banús, solo le faltó esgrimir
justificaciones concretas para el exterminio. Tener tantos hijos en el campo señor, tiene
que ver con sobrevivencia, no con ignorancia.
El estar abandonado por el Estado, desde su creación, obliga a imbricar
táctica y estrategia de modo tal que no se concreten las ganas de genocidio que
le corre por las venas a algunas personas como usted.
Que el indígena y campesino no
sabe hacer otra cosa que trabajar la tierra, dígame usted, oh gran erudito de
lo antropológico y social, cuándo carajo se ha hecho algo serio, como Estado,
como sociedad, para que las inequidades de este país se reduzcan y los
guatemaltecos que trabajan la tierra tengan la educación de la que usted se
ufana. Cuándo.
Podría seguir señor Banús, pero
llegaré al punto en que tampoco abonaré a lo que necesita nuestro país, suyo,
mío y de los campesinos e indígenas: note que no es solo suyo.
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