Que dicha
que fortuna,
inicia el día y sueño con lo mínimo:
haré con una piedra un santo
en esta realidad montuna
y le pondré por nombre Alejandro,
a sus pies podrán rezar los que no alcancen a lamer las
monedas que nos tiran
podrán pedir por su patrón
para que no los eche, que Dios lo guarde, lo haga próspero y
nuestros hijos vivan.
Que dicha
que fortuna,
que en tiempos modernos
sesenta den la vida por cuarenta
el cielo me librará del averno, los impuros y sus cuernos
que feliz soy con la mierda que me dejan: mi prole se alimenta.
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