martes, 4 de junio de 2019

Penélope




Qué harás cuando se haga el silencio entre los dos
y nuestros zaguanes queden abiertos
qué, cuando luego de darnos un bocado no queramos ir de prisa
qué, cuando nuestros demonios se estrujen amorosamente
qué, cuando terminemos de perfeccionar esta forma de querernos.
Qué. (2019)

Palabra temblorosa






Tabla de náufrago,
cera hirviente
letras con olor a sándalo
raro consuelo y refugio de los que buscan la felicidad como horizonte
y se olvidan de lo que les entrega la travesía. Así es la poesía.
Mañana te buscaré nuevamente
aunque no sea tu día
y será como siempre:
hacer piruetas sobre banales costumbres de amar-amor,
burlar rituales muecas
y sortear verdades eruditas de infalibles- insufribles
amantes frustrados enseñando cómo se venera a sus frías estatuas
adornadas con escatológicos rastros de versos profanos.
Te buscaré y me mostrarás nuevamente el camino que me has enseñado
el de la palabra temblorosa que reproduce lo escrito por un bardo
enamorado y febril
el de vacíos viscerales que nacen a los mortales hechos una figura hermosa que finalmente sabe decir, te quiero. (2019)

Tus fieras y las mías




Llegas y te vas
tus labios espuma me muerden las ganas
voy detrás de tu beso rebelde
y ya lo que conspira es otra lucha
sensible
inteligente
y sensata
aquí queda el gorrión en tu lugar
bebiendo aquello pensado en tu boca
aquí queda la calma
rojos atardeceres
y unas tortillas crujientes que le ganaron a exóticos paladares 
gotitas de sangre más inteligentes y sabrosas que las tuyas o las mías.

Vamos
sin saberlo
a ese lugar donde ambos queremos llegar.

Lo mejor para tus fieras.
Lo mejor para las mías. (2019)

Ganas envenenadas






Y así y todo
correosos torrentes de ternura
se niegan a detenerse
siguen inflando venas y contrasentidos
amores
y la necedad de los que vamos al ritmo de ese pulsar desacralizado de eruditos
ungidos y comandantes:
las lenguas y los estertores se disfrutan mejor cuando te envenenan las ganas...
las de ternura hecha momento de lucha compartida
o gemido
o un silencio que promete otros sabores,
más felices
con menos culpas
y sin cicatrices. (2019)

Coraza




Un músculo desbocado no sufre, crece y explota mientras mueve su coraza.

Quererte






Quererte es tan complicado como la verdad dicha sin tapujos
como una mentira piadosa
o despiadada
como esperar lo que no será
como un sueño colectivo que no llega nunca
como la palabra sin verso ni sustento. (2019)

Jugar a perder




Jugar el juego en el que andamos es como buscar lo sublime en los fluidos que todos destilamos: se trata de transgredir los límites y dejar que la sangre ocupe el rostro y los labios y toda nuestra geografía y ponga a prueba los músculos; especialmente ese que la hace fluir. De lo contrario se juega a perder amor, a perder.

Besando a los muertos




Por hoy, las entelequias quedan lejos
tanto como la cordura,
sin encender ocotes
me voy dando tumbos,
desnudo
y rozando las frías paredes de la realidad hasta hacerme un ovillo
y engañar los sueños soñando que esto es una primavera...
Duele este fuego a propósito
esta mierda repartida con gusto
el embrutecido desprecio de los embrutecidos
la felicidad disfrazada de egoísmo
los orgasmos solitarios
los pedacitos de los pedazos que nos van dejando y cada vez son más pequeños.
Beso a los muertos y aprieto los labios para los demás. (2019)

viernes, 7 de diciembre de 2018

Lenny Kravitz y nuestras madejas




Y puestos a desmadejar la juventud que cada vez queda más lejos, van quedando tirados los antifaces y los falos flácidos han encontrado la extraña conexión entre la lucidez, la belleza y el placer. El tema de dios es cada vez menos complicado, hay muchos dioses y se acerca morbosamente el poder despejar la incógnita. La Revolución lo es más que nunca, sin palmaditas en la espalda, en silencio y concreta. No se trata de poder sino de querer, amar con rabia lo correcto. Las vidas pasadas, unas queridas y otras no, son fundamento y han enseñado tanto que sería imposible tanta sonora carcajada sin ellas.  Puestos a desmadejar la juventud, hay que cosas que han cambiado mucho y otras que no cambiaran un ápice, la vocación por lo imposible, por ejemplo, eso de enamorarse y querer que te quieran. Lo que sí ha cambiado es que cualquier día llega un Lenny Kravitz y tu sex appeal se va al carajo, así que no sirve sentirse el centro del mundo o el dueño de nadie. Una vez un amigo, hermano, me dijo: “estamos hechos de retazos hermano, no pretendas vestir por completo a alguien, siempre nos falta algo y lo buscamos, sin malicia y a veces sí, pero somos demasiado imperfectos para tratar de llenar por completo a alguien”. Y otro me dijo “hermano, compañero, aunque nunca piense que ya la hizo, los bichos raros como nosotros tienen la batallas a la vuelta de la esquina, siempre”.
Así que a seguir desmadejando que todavía falta lo mejor…

Un árbol que pide abrazos



El árbol va creciendo aún sin la luz que creo le serviría para ser fuerte, va, a veces cerca otras, sin conciencia del pudridero que le rodea, feliz de tanto amor (genuino o no), pero va; se pinta las hojas de verde y abraza a los pichones, trae ese toque que las estrellas nos metieron en la sangre en quien sabe que planeta y dimensión. Si estás triste o mal, abrázame dice, yo soy un árbol y cuando abrazas un árbol te sientes mejor: se tumba sobre mí y nos quedamos amarrados un rato, y sí, uno se siente mejor.
Luego pregunta, de dónde vienen los abrazos, y le respondo que seguro tiene que ver con el primer momento de la vida, ese en que salimos desnudos e indefensos y unas manos delicadas nos toman y cobijan, nos ponen al lado de nuestros padres y pues, nos abrazan, para protegernos, para decirnos con la piel y el cuerpo, que nos aman, y entonces, cada vez que quieren demostrarnos amor, nos abrazan; así aprendemos a abrazar y transmitir lo que llevamos por dentro a quien amamos, sea poco o mucho, en suma, es puro y verdadero. Ah, por eso me gustan los abrazos y que me abraces y por eso te curo y me curas.
Pues eso creo. Luego están las palabras. Si te abrazo y digo que te amo, (interrumpe) “es maravilloso”, sí, lo es. Te amo. “Y yo a ti”.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Portal ajeno



Sentado en un portal ajeno
un correoso padre deja a su hijo jugar con su cabello y su barba tupida
el pequeño sonríe y su coloso también,
sus ojos se ven pequeños
hundidos en un rostro que relata la aventura que tuvieron durante la madrugada
subiendo y bajando Los Cuchumatanes,
al fin llegan de las montañas
cargados con plantas exóticas que le arrancaron a los peñascos,
yacen bajo sus pies
en las gradas del portal
sobre la calle,
esperando ser ntercambiadas por motivos para no migrar;
lo veo
me ve
el pequeño no se da cuenta -sigue jugando con su pelo-
bajo la mirada
siento vergüenza de lo que logro arrancarle a la vida,
cojo fuerzas y levanto mi rostro;
me acaricia con su gesto afable
y ve a su hijo con amor,
ambos sonreímos tímidamente y sentimos lo que cada uno hubiese querido decir al otro.
Él se quedó en ese portal ajeno con su pequeño,
algo se quedó de mi acompañándolos
algo me traje de su mirada
y su sonrisa
que me acompañará.

Pequeña muerte...

Cada vez que así muero renazco limpio, en paz: pleno. Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos, escojo morir un ...