A pesar de la cotidiana terquedad por cagarse en todo, hay que reír. Este país está lleno de gente que critica a los demás, y no se da cuenta que esos a los que critica son con los que hay que sacar adelante a esta ya muy pijaseada primavera.
Hay que reír aunque lo que se antoje sea llorar. Y hay que reír no por escapar, querer negar la realidad o burlarse de la crudeza de nuestras vidas, hay que reír porque como diría Juan de Dios Peza “El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas, aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas”.
miércoles, 26 de enero de 2011
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