lunes, 17 de octubre de 2016

Entre montañas




En un camino tallado por pies descalzos durante siglos, don Diego subía azarosamente la segunda montaña de las tres que debía recorrer antes de llegar a su destino… Detrás de él, una fila de hombres jóvenes intentaban llevarle el paso a aquel ser menudo pero correoso. Al llegar a la cumbre, don Diego se plantó frente al paisaje que se abría delante, las nubes se deslizaban suavemente hasta formar una gran laguna blanca y lechosa, se secaba el sudor de la frente mientras una muy pequeña sonrisa se le dibujaba en el rostro, en ese punto fueron llegando los demás, la sonrisa se debía al gustillo por la apaleada que aún les esperaba al bajar el coloso que acababan de conquistar y, el ascenso del tercero.

Un vaso de café hecho con tortillas quemadas esperaba a los caminantes que tardaron doce horas en llegar, la noche ya había caído sobre ellos, así lo atestiguaban las estrellas que saturaban el cielo y la mirada de aquellos voluntariosos exhaustos; al beberse aquella agua caliente y dulcísima, el sudor cesó. Acto seguido, un caldo de puntas de güisquil silvestre era el manjar a compartir con los visitantes.

Los rostros se iluminaban por oleadas alrededor de un fuego hecho en el suelo, el murmullo de un riachuelo invitaba a hablar suavemente, a escuchar entre pausas de río y hombres. La historia empezaba con una cédula real muy bien guardada, y serpenteaba durante horas entre pasado y presente, por momentos se sentía estar en el fin de la colonia, y luego se escuchaba un disparo a la distancia; eran los años ochenta.

No importa qué fecha sea hoy, siguen allí. Escuchando disparos mientras aprietan contra el pecho su cédula real…Los jóvenes de la historia, no se sabe nada de ellos. Don Diego fue enterrado entre aquellas montañas.

2 comentarios:

Este trópico y su gente enamorada...

      Este trópico está lleno de gente enamorada desmemoriada un día subimos a las nubes sobre el mar y al día siguiente nos hacemos...