La toma del Congreso inició hace meses cuando el partido oficial aceptó tránsfugas y dejó de ser lo que prometió, los viejos estrategas pusieron caras nuevas en la jefatura de bancada e iniciaron la construcción de las fuerzas que les permitirían tomar por asalto la Junta Directiva y las Comisiones. Pasado el tiempo cuentan con la bancada mayoritaria y han logrado superar cualquier resbalón o empujón en sus filas y con el Ejecutivo.
Existen tres posibles escenarios, el primero que Mario Taracena logre una Junta Directiva de consenso sin él como presidente, pero con la participación de la UNE, una figura que podría salvar la estabilidad del Congreso es Nineth Montenegro; sería la única forma, de momento, de que la vieja política representada por ex militares, no dirija los destinos de esta legislatura a partir de enero. El segundo, que FCN gane completamente el pulso y excluya definitivamente a la UNE de cualquier puesto, con un diputado ex patriota a la cabeza. Y el tercero, el menos probable, que Taracena recomponga las alianzas y continúe siendo el que dirige el Legislativo.
Lo hecho por el actual presidente del Legislativo ha sido por demás incómodo para muchos diputados, incluidos algunos de su propio partido, además, para los trabajadores del Congreso y sus sindicatos, Ángel Gonzáles y sus medios de comunicación, en fin, enemigos tiene por el fondo de sus actos y también por la forma. Lo que pasa en el hemiciclo era una guerra anunciada. Habrá que preguntarse si los cuadros de la UNE estaban preparados como partido o sus choques internos han sido más importantes y terminaran disgregados, y peor aún, condenados a la desaparición.
Afuera, en los espacios de sociedad civil, la calle, los lugares desde donde se dan instrucciones en inglés y otros idiomas, la situación es de desasosiego por lo que se puede retroceder. La mancuerna Velásquez / Aldana no puede hacer otra cosa que observar el reflejo de la sociedad guatemalteca representada por una danza de buitres de pescuezo encalado o desencalado, picándose los ojos y sacándose las vísceras.
Así las cosas, si en el Congreso
de la República no saben autogobernarse y contener su voracidad e instinto de
animales políticos recalcitrantes, no será extraño que en 2018 la Comisión
Contra la Impunidad en Guatemala y el Ministerio Público protagonicen una limpia
que lleve a una depuración que pondrá a prueba no solo la administración de
Jimmy Morales, sino todo el sistema político.
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