Iba tan rápido y fuerte que se escuchó explotar su corazón
antes de chocar contra los límites acartonados de los gurús del egoísmo y el engaño:
un segundo después su palpitar sólo era eco de rebeldía.
Cada vez que así muero renazco limpio, en paz: pleno. Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos, escojo morir un ...
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