"Hay un cuadro de Paul Klee llamado Angelus Novus (el que aparece arriba) . En ese cuadro se representa a un ángel que parece a punto de alejarse de algo a lo que mira fijamente. Los ojos se le ven desorbitados, tiene la boca abierta y además las alas desplegadas. Pues este aspecto deberá tener el ángel de la historia. Él ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde ante nosotros aparece una cadena de datos, él ve una única catástrofe que amontona incansablemente ruina tras ruina y se las va arrojando a los pies. Bien le gustaría detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destrozado. Pero, soplando desde el Paraíso, una tempestad se enreda en sus alas, y es tan fuerte que el ángel no puede cerrarlas. Esta tempestad lo empuja incontenible hacia el futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de ruinas ante él va creciendo hasta el cielo. Lo que llamamos progreso es justamente esta tempestad".
Que acertado Walter Benjamin, por eso como él dice " en la idea de felicidad resuena inevitablemente la redención".
En nuestro intento de alejarnos de lo que derrite nuestras alas, no hacemos otra cosa que representar lo que hemos aprendido a lo largo del tiempo, método y principios, una derrota y otra, nos encantaría volver, hacer las cosas distintas, derrotar al fuking Sistema, "recomponer el pasado", pero una tempestad se enreda en nuestras alas y nos empuja hacia el futuro, futuro que no hemos querido, producto de un pasado que tampoco quisimos.
La felicidad está lejos.