Otro año
inició, y bueno, el escepticismo puede ser hasta recalcitrante a veces, pero la
verdad, verdad, todo sigue igual. Que
los mayas profetizaron el fin de los tiempos, no lo creo; pero de que nos
estamos acabando el planeta, eso que ni que.
Y como diría mi abuelita “no hay plazo que no se venza ni fecha que no
se cumpla”, así que vamos bien, de que nos acabamos el planeta, nos lo
acabamos. Que la economía crecerá en
Guatemala, mmm, pos ya veremos, eso depende de la demanda de nuestros patrones
del norte. Que habrá al fin seguridad,
pues la percepción quizá mejore a fuerza de ver chafas en la calle y que los
medios limpien de sangre un poquito sus notas.
Ya se rezó el ángelus,
en el vaticano y casi todo el planeta, pero el pecado, ja, ese no se acaba, si
no se acaba el negocio. Ya muchos dieron
la vuelta a la cuadra con maletas, ya muchos calzones rojos al revés pa
conseguir amor, muchos, pero muchos barrieron a las 12 “enpuntito” pa sacar las
malas vibras, pero, el jodido, escéptico, excluyente, frívolo y desalmado “PERO”,
se antepone a cualquier intento de esperanza que no esté fundamentada en las
condiciones objetivas en nuestro país.
Lo de la
barrida, a eso si deberíamos de ponerle atención de forma metafórica, pues
habría que llevar la escoba a los lugares más recónditos de las neuronas y los
sentimientos, las instituciones, los partidos, las universidades, las iglesias,
las escuelas, las familias, todas y cada una de los caseríos, cantones, pueblos,
municipios y departamentos; las escobas esas hacen falta en municipalidades,
gobernaciones, asociaciones, organizaciones, grupos. Y deberíamos barrer y barrer hasta solo
quedarnos con el cabo.
Así que en
este caso no estamos siendo necios con lo de apuntar hacia las condiciones
objetivas antes de estupidizarnos, alienarnos con fechas, propósitos o
costumbres descerebradas, no es recalcitrante pensar que el año nuevo no trae
nada nuevo, el Sistema sigue intacto, la maquinaria sigue funcionando. O dejamos el borreguismo o acostumbrémonos a
ser solo un dato, desprovisto de dignidad, desprovisto de un destino nuestro,
un simple y llano dato, total y completamente prescindible.