Hoy marcho necio, marcando el paso obcecado y serio convencido de lo hecho sin gloria ni parnaso y obedeciendo el clamor del popular griterío: luego me doy cuenta que la marcialidad y el acartonamiento no sirven para actos amorosos da igual si los perpetran camisas blancas o peludos revoltosos.
Algún día desaprenderemos cuadraturas y el culto a los capos cuando eso suceda amor nuestro hijo estará a salvo de dictaduras mentecatos y no marchará en las filas del desamor.
Los desfiles militares en Guatemala, símbolo de dominación y sojuzgamiento
Los cínicos conservadores alegan
que el desfile militar del 30 de junio conmemora la revolución liberal
de 1871, en realidad conmemora el genocidio y el más cruel fratricidio
devenido desde la colonia.
Los desfiles militares en Guatemala, símbolo de dominación y sojuzgamiento
Politólogo y pensador a contrapelo de la
realidad nacional e internacional. Veinticuatro años de trabajo al
lado de causas que buscan la transformación de las iniquidades en
Guatemala. Escribe en MUNDIARIO.
Los desfiles militares en Guatemala han sido
símbolo de dominación y poder de quienes han mantenido al pueblo en la
miseria y el sojuzgamiento.
Desfilan las mujeres cosificadas en pasarelas, los niños con
lombrices en las veredas, las opiniones, las “verdades verdaderas”;
desfilan los necesitados frente a los “Monzones”, en las tarimas, en las
sedes, frente a los “señorones”. Desfilan los fieles, los mundanos,
los judas, los pilatos, los jovieles. Desfilan los intelectuales, los
vendedores, los periodistas y los que solo van en busca de amores. Aquí
todos desfilan, en Semana Santa, en época de elecciones, o todo el
tiempo que redoblen los tambores.
Desfilan las niñas frente a sus padres orgullosos y esperanzados de
que sean reinas, desfilan los niños sudados y asoleados mientras
aprenden orden y disciplina, desfilan con ropas nuevas, prestadas,
usadas. Desfila el graduando, el futbolista, los bomberos, los “Hallistas”, los caballos, los legos y las masas aguambadas…
Aquí todos desfilan menos sus mercedes, ellos observan y disfrutan lo
bien que ha resultado el adiestramiento. Desde el palco. Desde su
falso patriotismo. Desde su banda amarrada con vacieses y desatinos.
Aquí todos desfilan, por las buenas o a “morongazos”.
Desfilan la ignorancia, el hambre y la pobreza agarradas de la mano.
Desfilan el miedo, la sangre y la costumbre, en silencio y con la
cabeza gacha. Desfilan la soberbia, los asesinos seriales y los
sepulcros blanqueados. En Guatemala todos desfilan menos los dueños,
los comandantes, los generales y los altos funcionarios que no les han
comprobado lo robado.
Desfilan los descalzos, los que tienen hoyos en los zapatos, a los
que les truena la panza con redoble militar. Desfilan las madres junto a
sus hijos. Desfilan los orgullosos padres en las cantinas. Desfilamos
todos menos los que descienden del adelantado y los poderosos
“igualados”.
Desfilan presos en los cuarteles, los que están libres y hasta los
rebeldes tienen su contradesfile. Y el desfile más grande quizás sea el
de las cicatrices en la memoria. Ya no caben ni se aguantan más
desfiles.
Cayuco sin canalete
cordel sin peso
noche de pesca sin peces
y espera solitaria en la madrugada:
remo con mis manos
hasta la orilla
para mordernos juntos el hambre.
Abrazaste a la muerte y enterraste tu corazón
con ella
maldita seas
recuerdo fosilizado de nuestras cabezas
estalladas en piedras
de vidas sin siquiera haber balbuceado
derritiéndose en un comal.
Tus mentiras son tan grandes como las del General.
La arquitectura de este clima
admite más vientos que un gazebo
y está preñada de estruendos
sustos y silencios.
Empapados, estamos,
esperando que amaine providencialmente la oscurana
con que nos alimentan de verdad verdadera.
A contraluz
el tritón se aleja
y solo él sabe si es un dios
una estrella
o una simple caracola la que va a las profundidades
a sublimar la esencia de sus amores.
Queda claro luego de la declaración de Roxana Baldetti que “apachar clavos” fue una práctica del gobierno que dirigía junto con Pérez Molina, ella llamó a la Fiscal y más allá de incriminar a Thelma Aldana en algo, se incrimina a sí misma en el delito de tráfico de influencias.
A Pérez y Baldetti parece olvidárseles que fueron ellos quienes colocaron a la actual fiscal al frente del Ministerio Público en un intento por contar con alguien que fuese afín ideológicamente; con lo que no contaban es que la honradez es valiosa, independientemente del sistema de ideas que se profese.
La jefa del MP ha estado a la altura de las circunstancias y hay que reconocerlo. Los ataques contra ella denotan que están dispuestos a hacer lo que sea para salvar el pellejo, así sea temerario o descabellado. Lamentablemente, hay quienes defienden lo inmoral escudados en lo legal y se rasgan las vestiduras exigiendo soberanía y presunción de inocencia. Hipócritas.
Sin la mínima intención de violar la presunción de inocencia podemos decir que la forma de hacer política y gobierno del exbinomio presidencial y muchos de sus operadores dentro del Ejecutivo, no fue prudente, ni antepuso el bien común al suyo particular. Lo ilegal parece saltar a la vista, pero serán los tribunales, los cuales lo establezcan. Inmoral y reprobable, lo fue, sin lugar a dudas son culpables del colapso del Sistema Público de Salud, de olvidarse cínicamente del 52.8 por ciento de guatemaltecos que viven pobreza y pobreza extrema. Son culpables de “distraerse” de la fundamental tarea de reducir el porcentaje de niños que sufrieron desnutrición crónica durante su gobierno (45.5%).
Rescatar el papel de la Fiscal General y el Comisionado Contra la Impunidad en Guatemala es sumamente importante para Tirios y Troyanos, ellos no son comunistas ni exguerrilleros, no están “conspirando” para tomar el poder o destruir el Estado; ambos juristas simplemente están cumpliendo con su mandato en el marco institucional del Estado guatemalteco. La justicia y la lucha contra el abuso de poder y la impunidad deben ser profundamente honradas y desprovistas de tintes ideológicos, nos jugamos el país.