El tratamiento que el actual
gobierno de Guatemala da a la misiva del presidente de los Estados Unidos
saludando al jefe del Ejecutivo por la “independencia” (que ya es una ironía
viniendo de donde viene), y resaltando el papel y el liderazgo del ciudadano
Presidente Morales, raya, en el mejor de los casos, en la inocencia. Por otro lado, el apoyo manifestado a su jefe
por los responsables de dirigir ministerios y secretarías, pues nuevamente, en
el mejor de los casos es pura ingenuidad.
Sin embargo, no es candidez lo
que se expone al sobredimensionar un gesto diplomático o que solo la mitad de
los capitanes cierren filas, las señales que dan son de otra cosa; al parecer está
pasando factura que los partidos políticos en Guatemala sean débiles, carentes
de representatividad, altamente dependientes de financistas (sin que importe de
dónde vengan estos últimos, con tal que sean medio decentes) y con bases
partidarias compradas vulgarmente el día de las elecciones o a través del
marketing ofreciendo lo que el consumidor está ávido de tragarse para creer en
el futuro.
El resultado electoral dio como
ganador al menos desacreditado, pero también al menos preparado y que menos cualidades
poseía para dirigir el gobierno. Los
réditos de los últimos ocho meses dan cuenta del desconocimiento de la cosa
pública y sus entuertos, tanto, que han tenido que recurrir a la vieja política
para que sus desaciertos (o mentiras) sean creídos y aceptados por la
población. Las malas elecciones paren malos gobiernos.
El enfrentamiento con algunos
medios disfrazado de dignidad y honradez, no tienen absolutamente nada que ver
con los tropiezos que su propio entorno le hacen tener; la “fafa” y la
publicidad son dos cosas distintas, pero el mandatario deja entrever en sus
declaraciones que él ha utilizado la primera enmascarada en la segunda. La pauta del gobierno en medios se ha
pervertido y es foco de opacidad que oscila entre la complacencia y la crítica,
no es nuevo y por supuesto que hay que combatirlo; y no se puede tampoco
ocultar que existen los que cargan o no la mano en el tintero en la proporción
de lo que puedan obtener pecuniariamente.
Ambas cosas son verdad, pero toda vez no mencione nombres de medios y/o
personas, simplemente es otra puesta en escena que solo abona a su figura
veleidosa y altamente desprovista de recursos políticos y comunicacionales.
Si vamos sumando actores,
decisiones y acciones, tanto el mandatario como sus asesores, apoyos internos y
externos al gobierno; dejan mucho que desear y nos hacen pensar que estamos
frente a una acendrada ineptocracia de la cual somos víctimas y hacedores.
Ni el gobierno gringo, sus
ministros, o las recurrentes e insustanciales invocaciones divinas, salvarán al
ciudadano Presidente de sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario