Mientras te cebas al ritmo de tu obturada palabra
destruyendo razón, obra y argumento
se acorta el tiempo para que obtengas lo que tu descerebrada lengua persigue y labra,
disfruta de tu trono
mientras llega con tu deceso dulce alumbramiento
de ideas,
faenas y abanderamientos.
Cuenta muy bien lo que te llevas,
no es calderilla
todo lo que has afanado no alcanzará para recompensar
el daño de tu gandulería.
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