jueves, 12 de noviembre de 2015

Para Papá





Guardemos esos besos para los sueños
aún no puedo viajar
he aquí mis estrellas,
rodeándome con sus brazos pequeños
haciéndome olvidar
fiascos, desdenes, indolencia y querellas.

Explosión de la nada y el vacío







De cuando en cuando hay que migrar
hartarse, tomar nudo por nudo y desatar
hasta cansarse,
recordar que la nada y el vacío al explotar
lo llenan todo,
y nace otra realidad estelar.

martes, 10 de noviembre de 2015

Proserpina escapó...






Prefiero la civilizada rareza
a tus ademanes falsarios
no se obtiene de la convención pureza
ni de los desmanes nuevos bríos
si ha muerto la apetencia
serán cementerios
tu abrupta anatomía
y la mía.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Eclosión

Sus brazos tontos y pequeños lo alcanzaban todo,
seguía allí
a la vista de todos,
esperando la eclosión
de los que también estarán
cuando se nos ocurra despertar.



sábado, 7 de noviembre de 2015

Alegre mañana...

Madruga el clarinero
y el búho calla
mientras el buitre abre sus alas 
y paciente se calienta,
todo comienza de nuevo
qué ave caerá hoy
por rara
en qué barranco olvidado devorarán  sus entrañas:
nuestra patria se alimenta
y vivimos con la felicidad como placebo
aunque el mendigo nos bañe al pasar con su baba
salada, amarga y cierta,
ignorado leviatán:
un día, el búho cantará
por todos los buitres,
ojalá quede cielo
y clarineros.





martes, 3 de noviembre de 2015

Mentira la ira








Mentira la ira
que en un momento
suspira
y al siguiente se solaza
en su pusilánime
y adelantada mortaja.

El llanto así llorado
es como retrete mal cuidado
sirve para arrojar lo malogrado
aunque apeste como cualquier sepulcro desencalado.

A la muerte, muerte
a la pena, pena
a la mentira: gangrena.

La ira cuando es mueca inerte
es excusa decimonovena
para cualquier burdo drama en escena.

Cada uno con su fiambre...





El fiambre junta, y aunque se come frío, todo el calor que se usa para hacerlo lo hace estar lejos de la muerte que celebra, cerca del beso y el abrazo de los que se rebanan los dedos haciéndolo, de quienes llegan con su fiambre por dentro: cada quien tiene la receta de su propio caldillo.

De los que se fueron se acuerdan cuando alguien ya briago llora, o en silencio trochando un ejote se suelta un suspiro.  Ninguno es igual a otro, como ningún dolor o amor se parecen.  Van y vienen las historias y los comensales, la tarde soleada se vuelve fría y da paso a la noche: tal como la vida se vuelve fiambre.  

El fiambre es una forma que nos inventamos para celebrar la muerte y contar las historias que nos llevan a ella.

Pequeña muerte...

Cada vez que así muero renazco limpio, en paz: pleno. Y para seguir viendo a los ojos a enemigos, traidores y estultos, escojo morir un ...