Mentira la ira
que en un momento
suspira
y al siguiente se solaza
en su pusilánime
y adelantada mortaja.
El llanto así llorado
es como retrete mal cuidado
sirve para arrojar lo malogrado
aunque apeste como cualquier sepulcro
desencalado.
A la muerte, muerte
a la pena, pena
a la mentira: gangrena.
La ira cuando es mueca inerte
es excusa decimonovena
para cualquier burdo drama en
escena.
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