Lo que llevó a FCN Nación a ganar
las elecciones presidenciales en 2015, ahora se vuelve contra ellos. La campaña se fundamentó en redes sociales y se
apalancó en el hartazgo que la gente tenía de la vieja política (dicho sea de
paso, con fuerte apoyo de evangélicos, especialmente los neo pentecostales). Sin embargo, la actuación que han tenido
durante estos ocho meses, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, les ha
ganado sendas críticas, volviéndose virales los gazapos presidenciales y la
emulación de aquello que criticaban y prometieron no hacer; no contaban con el
doble filo del ciberespacio y que las palabras esclavizan.
Es un hecho que tampoco contaban
con que la espiral de codazos en la que se han metido, todo con tal de quedarse
con el poder en el Legislativo, el partido y el propio gobierno; entre ellos se
hacen llorar, se demandan y traicionan.
Esto no debería causar extrañeza, pero a la luz de la “nueva política”,
debería ser algo del pasado, pero no lo es y se han encargado de rebozar sus
acciones con lugares comunes llenos de contenido del quehacer tradicional de
los partidos políticos.
Así las cosas, sería inteligente luchar ferozmente contra la corrupción y lo superfluo, eficientar el gasto y por supuesto combatir la evasión. Hasta podría pensarse en una reforma fiscal (no solo tributaria) posterior si administran mejor lo que ya tienen.
Ya cerca de terminar el primer
año de gobierno les empieza a pasar lo de Pedro y el lobo, y bueno, quizá el
día que sus actuaciones sean verdaderas, sabidos de cómo se han dado a la tarea
de politiquear, pues no nos importará. El momentum que da “ganar las elecciones”
está terminando y no lo han sabido aprovechar.
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