domingo, 31 de octubre de 2021

La concordia de la discordia...





La concordia es cómoda, a veces hasta placentera, pero sobre todas las cosas segura.  El asunto es cuando se torna en trinchera dentro de una guerra sin bando pero con armas, donde se dispara sin escrúpulos por el puro gusto de venganza o placer. Luego, termina el día, y se vuelve al equilibrio de los convencionalismos y se guardan los pertrechos ideológicos, perversiones, mentiras, (y el más sensible puede llegar a mencionar incluso, las traiciones).  La noria sigue su marcha y es menester comportarse con quienes nos quieren y con quienes no, con quienes no es más sencillo, es solo un ademán, los otros, los que se sienten con derechos de la inmensidad de un ser humano, eso es imposible. Menos, si aquel bicho galáctico es irrepetible y no lleva en la sangre la maledicencia, sino la justicia, que se torna injusta pero dulcemente vengativa cuando toca a quienes le aman.  En fin, la concordia será siempre el principio de la discordia: amando, produciendo bienes, sembrando en tierra ajena, siendo parte de un territorio en el que no se existe. Pero sobre todo, cuando se cree idiota a la contraparte que sabe que la guerra está puesta.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Víctor Hugo



Lo primero que recuerdo es que no me quería reclutar, me lo confesó muchos años después, cuando ya nos queríamos profundamente. Sucede que ya me había hecho un perfil y no lo convencía, pensaba que era muy impulsivo y que me costaba seguir ordenes, que podría ser un dolor de cabeza permanente. No se equivocaba. Sin embargo, otro compañero, sin mayor rango, pero con mucha autoridad moral, le recomendó que me reclutara, que mis partes romas se podían pulir, al parecer no tuvo opción y “me echo el lazo”. Sinceramente, yo esperaba tal suceso, y no pasaba, quizá por eso me sobre esforzaba en todo lo que hacía, feliz, corrí a darle la buena noticia a quien en esa época era mi compañera, y a decirle que creía que ella también podía formar parte de la organización: sonrió con picardía y me soltó, a mí me reclutaron hace rato. No cabe duda que era muy malcabresto y les preocupaba eso.
Víctor Hugo era su pseudónimo, se veía que le caía mal, me miraba con sus ojos claros con particular filo, sinceramente yo no imaginaba su estatura política, y bueno, lo trataba con el desdén de un joven que cree poderlo todo. Llegado el día, me lo topé en las gradas del edificio donde trabajábamos y me dijo, tenés tiempo para ir a almorzar, bueno, le conteste. Fuimos a un restaurante chino que quedaba como a una cuadra, había mucho silencio, y él hablaba sereno, me parecía que todo iba muy lento, intuía la razón de la reunión, pero no llegaba el momento que deseaba. Como buen gato cazador, me iba arrinconando, criticando mis errores de manera paternal, haciéndome ver el potencial que tenía, hablándome sobre la situación del país, de la lucha, de la Revolución. Sí dije, sí, que yo quiero ser parte, qué tengo que hacer, solo decíme qué tengo que hacer. Formarte respondió. Y me dio un rimero de libros. Va, le dije, pero qué hay que hacer, volví a preguntar, formarte, volvió a responder. Debo confesar que fue un poco frustrante al principio, mi naturaleza aventurera quería más, pero luego me invadió una felicidad que nunca había sentido.
Fui leyendo libro a libro y cuando hube terminado, volví para devolverlos y preguntar nuevamente, y ahora qué, la respuesta fue una sonrisa socarrona. Me puse bravo. Antes de alejarse me soltó, yo te aviso cuándo nos reuniremos nuevamente y te daré más tareas. Ya se me bajó el mosh un poco y me fui mascullando: cómo chingados va a cambiar esta vaina si solo lee uno libros y le hablan de reuniones. Me moría por comerme el mundo.
Luego, fui entrando en la disciplina, en el entendimiento profundo de las causas estructurales de la situación en Guatemala y, me fue entrando cierta calma rabiosa, cierta contención del animal que corcoveaba en mis adentros. La formación fue lo primero, mucha, mucha lectura, mucha orientación y prácticamente clases magistrales, nada de reuniones con otras personas, durante meses, solo con él. Sentí como iba cambiando mis fieras internas y se volvían pacientes. Así fue el inicio de una vida entregada a lo que me enseñaron era la lucha revolucionaria, siempre asomaban ansiedades y la inmadurez propia de la juventud, pero lo aprendido de mi responsable político, luego mi compañero, luego mi amigo y al final mi hermano y figura paternal, fue una guía en la vida, porque la revolución se hace callado, cuando nadie te ve, en los espacios más íntimos, si es verdadera la lucha, se muere en ella, siendo congruente en espacios amplios. Eso fue lo que me dejó Víctor Hugo, una traza que ahora transmito a mi hijo. Hoy, mi amigo y mentor, mi padre político, se ha ido.
Aunque suene a añoranza anacrónica: QUE VIVA LA REVOLUCIÓN. HASTA LA VICTORIA SIEMPRE. Hasta siempre querido David Edmundo Arias.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Motivos para incendiarlo todo

 


 

Hace doscientos años quizá hubiese escrito sobre la rebeldía. Hace quinientos años, también. Hoy, no sé, hoy, toca escribir sobre la memoria y hacer recuento de las veces que debimos ser rebeldes. Mañana, si nos enamoramos en serio de la tierra que nos nutre y la sangre que nos une, quizá podamos escribir sobre otra cosa que no sean motivos para incendiarlo todo.

viernes, 3 de septiembre de 2021

La textura de tu olor

 


 

 

Sin marquesina ni neón

ni abrazos perennes

o vocación,

en tiempos raros

un fugaz roce es suficiente para un certero pinchazo a medio pecho de cuando en cuando,

inesperadamente rocambolesco

y sin virreinatos en el vasto territorio de los quereres,

en la escala del amor

me trepo a lo más alto de tu inasequible compañía

y me lanzo tras la textura de tu olor.

 

Los charlatanes y el eco de la rebeldía

 

 

Iba tan rápido y fuerte que se escuchó explotar su corazón 

antes de chocar contra los límites acartonados de los gurús del egoísmo y el engaño: 

un segundo después su palpitar sólo era eco de rebeldía.  

Buscándonos entre gritos y banderas

 

 


 

Reñidas son las batallas

de las fuerzas que nos redimen

y bruñidas

en nuestra breve existencia

las caricias de lo sublime.

Ciegos de plumas

gritos y banderas

aunque se derramen, no encontramos tinteros,

gaznates, ni a los rebeldes de esta era.

En la hora buena,

estaremos

con nuestros ruidosos fantasmas,

como siempre

buscándonos entre las multitudes.

 

Disonancia amorosa

 


 

eres nido

yo

ave que vuela y vuela...

miércoles, 2 de junio de 2021

Más allá del bien y del mal

 

 

 


 

Si estás más allá del bien y el mal y nunca te ha partido el alma un rayo

ni la espalda se te ha pegado al espinazo

sé feliz sin que el dolor ajeno te incomode.


La ilusión del arcoíris

precisa de una realidad que se derrama

a unos hace felices y a otros

los deja sin cosecha

la ilusión de la libertad

precisa de sentirse a gusto con lo que eres y tienes

a unos complace su hedonismo

a la mayoría no.


El desprecio es un camino seguro al desamor.

 

lunes, 31 de mayo de 2021

Sísifo y nosotros

 

 


 

 

Créeme cuando te digo que el tiempo se detiene con tus pasos

que se acomodan los bártulos en el alma viéndote a los ojos

que ha valido la pena tanto naufragio y recalar en tu playa

que ya no importan tanto las certezas sino cada beso y abrazo y muerte entre tus brazos, 

que son los últimos

y ese es el final más bello.

Créeme cuando te digo que este amor ni es absurdo ni es castigo ni caerá al llegar a la cima

Sísifo puede seguir en lo suyo

y nosotros en lo nuestro.

Créeme.

al llegar a la cima

lo único que sucederá

es que nos derramaremos...

 

Poema litoral

 

 


Ese arte de la espuma

de la textura perfecta

del olor adecuado

de reconocer el peor de los alfaques

del viento de agua

de nadar contra corriente

de abrir los ojos debajo de la sal

del frío de un río al calor del mar

del ritmo inexplicable en la sangre:

es un poema de litoral.

 

Amor aparejado...

 


 

Otras vidas lejos del suspiro

del caracoleo hermoso que antecede a un beso

del disfrute lejano

del olvido de lo que sea para acordarse de uno mismo

de estancos en el corazón y el gusto y la razón 

de piras para el amor romántico

de añoranzas extinguibles a modo

de puertas cerradas

a la fragilidad y al miedo a todo.

Que alguien me diga cómo se vive así,

porque no logro hacer marchar mis ojos y mirada

y sangre y latidos

el compás del aire que respiro 

la disonancia

y ese gusto por la vida

que sin complicidad es simple altanería 

que con amor aparejado;

es franca y

alegre rebeldía.

 

Este trópico y su gente enamorada...

      Este trópico está lleno de gente enamorada desmemoriada un día subimos a las nubes sobre el mar y al día siguiente nos hacemos...