Sin reflectores ni maquillaje
y el telón ya cerrado
tras bambalinas sonríen los pajes
mientras el público masculla la última escena sobre el
tablado.
Cómicos, juglares y titiriteros
saltimbanquis y prestidigitadores
papanatas, lelos y gamberros
todos juntos en el alborozo birlesco de los traidores.
Plenos de mal gusto
se marchan los arlequines esperanzados
¿qué no hay carablancas solo augustos?
No cabe duda que en Guatemala estamos jorobados.
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