Los resultados electorales de la primera vuelta nos dicen claramente que el 38% del voto favoreció a UNE y Líder, contra un 24% obtenido por FCN Nación, el voto rural, el conformado en su mayoría por mujeres y hombres indígenas pobres, campesinos pobres, y ladinos que viven bajo la línea de pobreza, decidirán quién será el que gane la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El restante 38% distribuido en los demás partidos no es voto duro; sumará, pero de nada servirá sin el voto de la Guatemala profunda.
Los ataques, la soberbia y la arrogancia deben ser sustituidos por propuestas claras, acciones, metas y números. Cómo vamos a sacar a Guatemala de esta suerte de medioevo rural respecto a lo urbano. Menos dinero y más necesidades, esa es la realidad que encontrará el nuevo gobierno. Ni chistes ni arrebatos: exigimos respuestas claras y política de altura. La política burda y vulgar nos tiene como estamos; entiendan, estamos hartos de eso.
La circunscripción electoral del “pobrerío” está clara, lo que no queda claro es dónde se ubican en las propuestas económicas de los partidos, los mismos que saben dónde encontrarlos en época electoral, pierden el rumbo cuando deben retribuirlos con la presencia del gobierno y el Estado en salud, educación, desarrollo y progreso. ¿Cómo se “jugarán el destino” de los hombres y mujeres sencillos de este “bello y horrendo país”?
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